ACEPTACIÓN

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[Imperio de Oriente]

Cariño ¿Mandaste al final la invitación? Preguntó una hermosa mujer pelirroja.

Sí, después de tantos años decidí retomar la comunicación... Todo fue gracias a ti, de no haber sido impulsado por ti realmente no me hubiera atrevido a mandar esa carta —Dió un gran suspiro mientras cerraba sus ojos.

Todos cometemos errores Sovieshu y nos arrepentimos demasiado tarde, eso no nos hace malas personas.

La pelirroja se acercó a la espalda de su esposo y posó las manos encima de sus hombros acariciando levemente su espalda mientras este sonrió levemente con sus ojos cerrados.

Sí no hubiera cometido esos errores, jamás te hubiera conocido —Dijo mientras sentía cómo su esposa acariciaba su cabello.

Y eso es lo que me alegra.

la pelirroja se sentó en las piernas de su marido con delicadeza y se recostó en el pecho de su marido. Quien viera esa escena creería que estaba alucinando, nunca se hubieran imaginado que el emperador tratara a su esposa de una forma tan especial como lo estaba haciendo.

Erika está nerviosa, aún no ha querido llamar a el costurero para que confeccionen sus vestidos —confesó en un susurro a el pelinegro.

Todo esto debe ser nuevo para ella pero estoy totalmente seguro de que lo afrontará como se debe afirmó Sovieshu mientras admiraba el perfil de su esposa.

La luz de la luna iluminaba los rostros de los emperadores de Oriente, sumergiendolos en un silencio profundo que sólo ellos comprendían. La noche pasó volando entre palabras bonitas y suaves caricias que se brindaba la pareja de esposos.

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A la mañana siguiente en el palacio imperial de Oriente se despertó una señorita pelinegra en sus aposentos, estaba aterrada faltaban dos semanas para su gran debut en la sociedad y no sabía cómo afrontarlo, jamás había salido del palacio luego de que tratarán de asesinarla cuando tan sólo tenía siete años, son como esas cosas que te dejan traumado de por vida.

La joven doncella de tan solo diesiocho años tocó una pequeña campanita que estaba al lado de su dormitorio, automáticamente un par de criadas entraron a la recámara junto a Glorym su dama de compañía principal.

Buenos días su alteza imperial —Dijeron al unísono las tres damas mientras hacían una reverencia.

Buenos días lady Glorym, buenos días señoritas las criadas se retiraron con una reverencia y abrieron las cortinas de par en par haciendo que el sol mañanero iluminara la grandiosa habitación.

Hoy amaneció más hermosa que ayer su alteza Alagó la albina con una gran sonrisa.

Eso dice todos los días Lady Glorym

Pero siempre lo digo con certeza, usted es la mujer más hermosa de todo el imperio.

La pelinegra se sentó frente al gran tocador de su habitación un regalo de su padre de hace tres años, tallado gracias a un hermoso roble que creció durante años, sintió cómo los dedos de la albina desbarataban la trenza que le había echo la noche anterior y empezaba a cepillar suavemente su cabello.

𝕰𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖎𝖒𝖕𝖊𝖗𝖎𝖔𝖘  ¿𝕳𝖔𝖓𝖔𝖗 𝖔 𝖆𝖒𝖔𝖗?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora