Sarcásticos

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2.  Sarcásticos.
—Así que me culpas a mi de todo —dijo el chico alzando una ceja.

Claudette tiene vergüenza, pero eso no cambia la idea de que por su culpa ahora ella está suspendida del ensayo principal. Este tipo la mira como esperando una respuesta, mientras que Clau formula algo inteligente en su cabeza.

—La verdad duele, lo sé. Pero tranquilo, estás perdonado —responde ella.

Se encuentran en la parte de los chicos, pero todo se ve vacío. Nada más están ellos dos en pleno salón de ensayos. Verlo con las mayas y demás ropa hizo que Claudette supiera enseguida que al menos una de sus sospechas era cierta, sí era bailarín.

—No recuerdo haberte pedido perdón y no creo que necesite hacerlo.

La chica se ofende un poco pero jamás lo demuestra. Encontrar a alguien con el mismo nivel de sarcasmo y elocuencia no es algo a lo que está acostumbrada.

—Por tu culpa me han suspendido del ensayo. He llegado tarde, he perdido mi pañuelo... y —Claudette se dio cuenta de que estaba hablando muy rápido y dando explicaciones innecesarias —Olvídalo.

—Me culpas de todo niña, tu personalidad es peor de lo que pensaba —admite el bailarín sin escrúpulos.

—Así que piensas en mí —juega Clau.

Si ha notado que esa es una conversación bastante rara y una horrible forma de conocer a alguien. Pero decide seguirle el juego.

—Sí, a veces pienso en cosas sin importancia —ataca él.

—Entonces pasas mucho tiempo pensando en ti mismo.

Las palabras de ella lo vencieron, Claudette reconoce en su mente que el bailarín creído es muy bueno también, pero todavía le falta mucho para ser mejor que ella. Así que al ver su cara de asco y desagrado le dice una última cosa:

—Perdón flor ¿Te lastimé un pétalo?

Y se va por dónde mismo ha entrado, muy orgullosa de su respuesta. Nada de lo que hablaron cambia el hecho de que se ha perdido el ensayo, pero al menos ese momento de desahogo fue necesario.

...

Horas después todavía tiene una conversación pendiente con su madre. Se encuentra en casa y necesita ocupar su mente en algo para no pensar... detesta pensar, esos momentos, esas acciones, ese pasado...

Una de las cosas preferidas de Claudette para desestresarse es el tiro con arco, su arco, sus flechas y su diana le dan la calma que tanto necesita en situaciones de tensión.  Todos los que miran desde afuera la perciben como alguien calmada y tranquila, pero muchas veces la ansiedad la consume y la única forma de mejorarse es disparando. Así que eso hace, en lo que espera que su madre llegue a casa.

Una vez más extiende su mano hacia atrás, saca la flecha de la bolsa y la acomoda en el arco, frunce el ceño y dispara. Con cada flecha que tira algo le sale de dentro, el enojo, la desesperación. No es una profesional por lo que la flecha rara vez da en el centro, más bien en los bordes y de vez en cuando un poco más al medio, pero eso no evita que se sienta mucho mejor y más libre después de eso. Es una terapia sanadora para ella.

Su madre llega e hizo que la flecha que Clau iba a lanzar en ese momento se distorsionara y fuera hacia el suelo. Así de duro es el respeto que ella siente por su madre, así de fuerte. La quiere, la admira, pero también le teme por diversas razones que no logra discernir del todo.

—Bienvenida madre —saluda.

Mira hacia el suelo, es una falta de respeto mirar a tu profesora a los ojos, así la han enseñado. Pero ¿Qué pasa cuando tú profesora y tu madre son la misma persona?

—Te he dicho que en casa me mires a la cara —dice cortante.

La apariencia de Amelie, la madre de Claudette, es bastante imponente. Su sola presencia es capaz de intimidar a una multitud, impone respeto y autoridad. De esas personas que no te atreves a enfrentar porque sabes que saldrás perdiendo. Delgada, pelirroja como su hija y alta, muy alta. Amelie había sido una bailarina de renombre mundial en su época, pero cuando se retiró de los escenarios quiso dedicarse a enseñar a las nuevas generaciones, entre ellas su hija.

Claudette la mira a la cara, pocas veces lo había hecho, pero se detuvo a memorizar cada detalle, cada peca que las hacen parecidas y cada pliegue señal de madurez en su piel. No sabe que decir así que espera a que ella hable, su madre es la única capaz de dejarla sin palabras.

—Has llegado tarde. No sé y no quiero saber por qué ha sido, pero que no se repita. Está en juego el festival de danza, recuérdalo —fue todo lo que dijo.

Claudette espera una medida disciplinaria, quizás un regaño. Pero la indiferencia de su madre le dolía más que todo eso. El único tema del que hablan es el Ballet, Amelie nunca ha sido una madre extremadamente cariñosa, pero tampoco Clau puede quejarse porque al menos no es una tirana.

Si bien en el fondo le duele, ese no es el mayor de sus problemas. Tiene tantas cosas en que pensar... tanto por hacer todavía. Y tanto por superar, aunque no sabe que lo peor está por llegar.

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Oficialmente las actualizaciones serán los domingos, por ahora van viendo de que va la historia. Pero no sé confíen ya que cualquier cosa puede pasar 🙃

No hay trono para dos (EN CURSO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora