Gula

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Aún no sabía por qué lo que estaba haciendo, aún no entendía por qué estaba acercando el pañuelo a sus sentidos de una forma tan peligrosamente tentadora. Sintió la escencia de la sangre divina y la gula de la dama de la noche casi tomaron control de ella.

Lo hago por la antigua madre que fundó la Vía Blanca. Esa muchacha solo quería ayudar al necesitado, me ayudó a mi sin miramientos de quien yo era, le debo eso a su religión como mínimo. Un gruñido escapó de sus labios mientras justificaba mentalmente el acto, pero eso no impidió que la sedienta voz de su subconsciente le recordara la apabullante realidad que incluso sabiendola se negaba a aceptar.

Lo haces por el hambre...el vicio por la sangre.....por volverte a sentir quién eras ...a...n...t...e...s

- Silencio!

- Mi señora?

Irina no respondió si algo se quedó en este dejado cascarón de mujer era su altanería de antigua nobleza. Cosas que aún le recordaban su pasado anterior incluso a su transformación. Irina Arkadieva la primogénita del doceavo principe de la Familia Arkadish. Reyes del norte y señores de las Tundras. Pero ya no más.

Suspiro, aspiro e inspiro tomando su tiempo para así adecuarse y embriagarse de la escencia que impregnaba el pañuelo blanco.

- Como hicieron para conseguir esta sangre?

La chica se agazapó un poco avergonzada. De su mano aún goteaba su propia sangre la que había usado para despertar a la vampiresa pero está quedaba opacada ante la mejor opción que yacía en las manos de ella ahora. - Fuimos atacados antes de partir al peregrinaje y le hirieron.

- Niña...- dijo impaciente dándole una mirada cortante y fría  - No soy estúpida se donde queda ubicado el templo donde rindes tributo a la Luz Guía. Dime toda la verdad.

- La madre superiora no me envió - se rindió aceptando la derrota -se suponía que yo y Zael íbamos a Florentina para que esté pudiera ayudar y proteger a los humanos. Pero nos perdimos y...nos desviamos - Trataba de seguir justificando los hechos pero Irina la paro en seco.

- No necesito saber más, esta cerca de aquí y eso es suficiente para salvarle a tiempo.

Con pasos seguros bajo las escaleras al salón principal y el camino recogió de nuevo su espada larga, estaba ahí, justo en el mismo lugar donde la había dejado cuando decidió despedirse de este mundo y recluirse. Nunca le había fallado, era la única que nunca lo hacía.

La sensación ante el agarre al pomo del arma le transmitió una sensación adversa, aún si sentía seguridad y que volvía a estrechar la mano de un viejo amigo, también sentía escalofríos y desagrado, sus manos apenas podían mantener el arma estable. Menos hablemos de su apariencia, desgarbada, desaliñada y descuidada. Dió una última mirada a su misma en el espejo del gran salon de su mansión vacío maldijo el nombre de Alexander unas mil veces o eso esperaba al menos.

- Niña de la Luz, te aconsejo volver dónde tú madre superiora. Hazle saber hasta el más mínimo detalle desempolva el mito de mi existencia así no sea mi llegada con su mensajero divino una desagradable sorpresa y espera por mi. Volveré a como de lugar

- Mi señora son adoradores de Señores infernales solo quieren ver el mundo arder. Seguro creen que Zael será del agrado de los demonios por eso le raptaron.

- Yo volveré, no importa nada más - trató de proyectarse segura para que la chica se calmara y sin dar cabida más conversación Irina salió con aire señorial por la puerta mientras dejaba detrás toda la carga al consejo que había pasado por la mente de la joven novicia.

Sangre ArgenteaWhere stories live. Discover now