Rojo

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Los centellantes ojos rojizos parecían resplandecer con el fulgor del fuego infernal. Y aún así el rostro de la dama de contorsiono en una mueca tan triste, patética y humana que hizo temblar cada fragmentos de Zael. Su mundo las bases de lo que él había establecido, de lo que le habían enseñado por bien y mal; ahora lo derrumbaba ella con ese contraste de ojos malditos y facciones rotas.

Cuando lo habían entrenado en su hogar natal todo había estado muy claro. El bien y el mal. Lo bueno y lo malo lo correcto y lo incorrecto todo trazado con una clara línea. Si esto era así dónde entraba ella? Era ella la excepción? Pero si existía ella entonces la misma teoría de que todo debía ser categorizado se caía por su propia existencia.

Esto le hacía pensar a diario en ella y sin darse cuenta se encontraba persiguiendola con la mirada o siguiéndola a hurtadillas. Ella lo detectaba en el acto pero no le reñia. Más bien intentaba ignorarlo, así que el dejó de intentar ocultarse eventualmente y descaradamente iba dónde ella y se sentaba a una distancia prudente a observarla.

Los primeros días la veía entrenar en silencio. Ella dedicaba 2 o 4 horas a esta actividad. Al notar que en ese momento no podía hacer mucho más que mirar empezó a llevar lectura para pasar el rato mientras ella se enfocaba en su disciplina. Las monjas trabajaban junto a ellos y ambos como un apéndice del monasterio veían el tiempo pasar con el privilegio de hacer con sus actividades lo que ellos quisieran.

En ocasiones se encontraba absorto en la técnica con el arma de esta, se movía con una agradable precisión aún si estaba algo oxidada se notaba que había sido parte escencial de su vida sujetar una espada. El signo de los paladines blancos brillaba en el pomo de su espada un sol naciente puramente blanco, así infirio en dos días dos nuevas cosas de ella y a su vez se llenó de más dudas y preguntas. Como un vampiro llega a hacerse con un puesto entre ese cuerpo de paladines del que él había oído hablar en admirables historias y por qué había abandonado las armas y su entrenamiento?

Interrogó a la chica que le había acompañado a Florentina, se sintió avergonzado de no haber memorizado su nombre. En aquel momento, antes del secuestro, ella no le importaba mucho más que un inmueble. El saber que está había dado la voz de alarma para que lo rescatarán le hizo sentir remordimiento.

- Es la espada blanca de la Vía o lo fue en antaño pero no sé habla mucho de eso fuera de este monasterio.

- Hace cuanto tiempo está fuera de la guardia real?

- 20 años, quizás, yo no había ni siquiera nacido pero eso lo sabe bien la madre Aelian

La superiora era alguien a quien no quería interrogar luego de sus diferencias la noche donde la dama había perdido el control. Así que hizo una reverencia y volvió a su habitación planeando su siguiente movida para mañana. Se armaría de valor y le preguntaría, qué podría salir mal?

-Hace cuánto eres un ser de la noche....

Irina gruñó y le ignoro en la noche había sonado mejor en su cabeza de lo que había hecho ahora.

- No no quería ofender es solo que reconozco la empuñadura y las novicias me han hablado de ti...

- Es culpa de Aelian por contarles historias sobre mi, historias que no son reales

- No me parece que sean irreales las cosas que ellas me contaron

Gruñó otra vez y volvió a mirarlo pero Zael no pudo sentir ni un apice de enojo o amenaza. De ella emanaba otra cosa y le resultaba familiar como los ojos le recorrían tratando de encontrar las palabras justo como él había estado haciendo estás dos semanas.

- Quieres preguntarme algo?

- No...-Gruño por lo bajo- si - confirmó derrotada pero aceptandolo vehemente

- Que puede ser?

- Cómo no me afecta el Sol?

- Ahhhh es eso - Zael rompió en una ligera carcajada que controlo en el acto - Mi sangre no es mortal, es parte del flujo divino, parte de la creación. No somos parte de los humanos por ende no cometes pecado al beber de ella - Ni siquiera era sangre en sí pero no iba a ahondar tanto con lo que había dicho bastaba.

- Nunca había oído hablar de eso

- No yo nunca había sabido de una hija de la noche que albergara tantos sentimientos humanos - Zael se encogió de hombros - y aún así aquí estás. Ahora siguente pregunta

Ella sonrió sinica como si estuviera hastiada pero el sabía que era falso, sabía leer expresiones humanas había sido entrenado para eso. Para su rol de profeta, sabía reconocer una máscara cuando la veía.

- Sentiste algún cambio en ti la primera vez que probaste la sangre humana?

La dama se tensó en el acto. Su respiración que se había calmado bajo la camisa de entrenamiento blanca simple había vuelto a agitarse sin está haber atestado un golpe con su arma.

- Lo lamento yo

- No sentí nada -le interrumpió

- Nada?

Esta no habló más camino hasta ponerse frente a él y lo miró desde arriba pero aún así no se sentía amenazado solo sentía como ella se trataba de conectar como si sintiera vergüenza.

- Que esperabas de un monstruo?

- Yo...

- Recuerda quién te mordió fui yo, no te disculpes de nuevo

Y acabando con su diálogo se giró sobre sus talones regresando al interior dejando a Zael con las palabras ahogadas en su garganta. Pero su mente aún más encendida por el fuego de la curiosidad y la intriga.

Sangre ArgenteaWhere stories live. Discover now