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—Por dios Bill...

—No digas nada. Todo es culpa de Tom, no dormí en toda la noche por cuidarlo.

—¿Tan mal se puso? —me sentí culpable.

—Quería ir a buscarte, en la madrugada, ebrio y solo.

—Eso explica tus mensajes toda la noche.

—No dejaba de decir que se sentía culpable. Que eras su todo, que te hizo llorar... ¿Realmente porque discutieron?

—Yo...

—Tampoco dejaba de decir que eras jodidamente perfecta y tu cuerpo...

—Basta. Solo me puse algo dramática porque me rechazo cuando intenté tener algo más con él —dije avergonzada.

Bill se quedó pensativo y después estacionó su auto para mirarme. Movía mi pie por culpa de la ansiedad ¿Era para tanto? ¿Dramatice? ¿En verdad soy fea?

—Emma. Tom, solo quiere lo mejor para ti.

—Quizá no tengo tan buen cuerpo para que el quiera hacer algo más conmigo.

—Conozco a Tom. Más que a nadie, y créeme que lo vuelves loco. Solo que al ser virgen...

—No podría complacerlo como le gusta ¿Cierto?

Mire a Bill y el rodó los ojos con molestia.

—Deja de ser tan negativa. No son carreras para que quieras perder tu virginidad de un día para otro.

—He esperado 18 años.

—Y esperaras a que realmente estés lista. No es cualquier cosa, créeme que si fuera por Tom lo habría hecho desde la primer noche, pero le importas Emma.

Me quedé algo pensativa y volví a mirarlo.

—¿Entonces el problema no soy yo?

—Jamás lo fuiste.

—Me siento culpable.

—Si por nosotros fuese te tendríamos en una pequeña caja de cristal para evitar que te hicieran daño.

Le sonreí y abrió sus brazos.
El mismo gesto que hizo Tom en la playa, lo abrace y después empezó a conducir.
Entonces en verdad le importaba a Tom, solo que pensar en lo que había dicho Andy me había saturado un poco la cabeza.

Al salir del estacionamiento reconocí ese auto negro llegando, sus vidrios oscuros me hicieron ver mi propio reflejo, sabía que me miraba así que le dedique una pequeña sonrisa y seguí caminando junto con Bill.

—Tengo clase libre. Lo olvide hubiese dormido un poco más —chille.

—Puedes venir a clase de música, no creo que al profesor le moleste tener a una fan de nuestra banda —dijo el pelinegro.

—¿Es posible? Recuerda que Andy esta ahí y sería incómodo...

—Tom.

—No. Andy, recuerda lo que me dijo la última vez...

—Emma, Tom.

—Bill, basta —dije mirando a mi alrededor sin encontrar a Tom —No está, déjame terminar.

—Cállate —me interrumpió y lo miré indignada —Tom tocara con nosotros hoy, carajo olvide que Andy estaba ahí también.

—Pero Tom y Andy no se conocen... a excepción de aquella vez del baño.

—¿Cuál vez? —me miró saliendo de su drama.

—Olvida eso.

—Tienes que contarme. Pero ayer mientras Tom se caía de ebrio mencionó a un chico ojiazul, de piel blanca y tatuajes.

—Andy...

—Dijo algo como que te vio con él y le causo celos.

—Tenía que saberse algún día —pegue mi frente al casillero mientras Bill me miraba haciendo un puchero.

—¿Saber que?

Abrí mis ojos como platos y al ver a Tom, note que sus ojos estaban adornados por unas ojeras terribles y se veía triste.

—Qué casi todo el instituto sabe que el alemán nuevo está saliendo con la chica marginada —dijo Bill rápidamente.

—Hola chicos, ¿Vienen a clase de música? —escuchamos a Gustav.

—Gustav, que alegría verte. Claro, esta vez nos acompañará Emma —dijo Bill siguiendo a Gustav.

Mire de mala manera al pelinegro que escapaba tranquilamente. Mire a Tom el cual seguía mirándome, sus ojos eran tristes se veía tan cansado.

—¿Emma? —su voz sonaba más ronca de lo normal.

Me miró seriamente, y no pude evitar sentirme nerviosa ante su mirada directa

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Me miró seriamente, y no pude evitar sentirme nerviosa ante su mirada directa.
¿Creía que caería en sus brazos?

—Eres la chica más hermosa, jamás dudes de eso incluso si yo a veces soy un idiota.

Se acercó a mi poniendo sus manos en mi cintura para unir nuestros labios en un beso.
Sentir su respiración tan cerca de mi me hacía sentir como en casa.

—Señor Kaulitz, Señorita Gastrell. Dentro del instituto no —escuchamos a uno de los profesores.

Ambos reímos y nos separamos. Cerré mi casillero y ambos nos dirigimos a la clase de música.

Trague saliva al recordar que nos encontraríamos con Andy.

TENTACIÓN |Tom Kaulitz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora