TENTACIÓN |Tom Kaulitz|

27

Todo el camino fue silencioso, al llegar al lugar salí del auto. Conmigo llevaba mi libreta, mire a Ana la cual se había quedado en su auto y yo me senté algo lejana al mirador.

El mirador donde meses antes habíamos venido, donde acampamos y Tom me había cantado una canción.
Ese día había estado diferente y sabía por las fechas que había estado hablando con ella.  Saque mi pluma y comencé a escribir.

Al terminarla, dejé la libreta a un lado y mire al cielo. Las estrellas nunca habían brillado tanto como hoy.
Me abrace a mis piernas y los sollozos se hicieron presentes.

—Ven aquí Emma —escuché a Ana.

Me abrazo mientras recostaba mi cabeza en sus piernas.

—Él me traicionó Ana... ni siquiera se disculpo conmigo —dije entre sollozos.

—Llora todo lo que quieras, no te dejaré sola pequeña.

Seguí llorando por un par de horas más.
Al día siguiente me encontraba metiendo unas cosas en mi casillero, al quitar un libro vi una pequeña nota.

"Por si olvido decirte lo hermosa que eres. Eres la única chica con la que quiero pasar el resto de mis días."

TK

Quise arrugar la pequeña nota con mis manos, pero decidí solo guardarla en mi libreta la cual habia sido mi acompañante estas semanas. Al cerrar pude ver a Bill el cual estaba también en su casillero. Me fui de ahí sin mirar hacia atrás.

Al llegar a mi salón me di cuenta de que teníamos hora libre. Había estado pensando en una letra pero quizá era un poco... personal. Camine hasta el salón de música y me encontré con el profesor.

—Por dios Emma, es muy buena...

—Aún estoy pensándolo, es la única que me falta.

—Y decías que no eras buena. Siempre el amor o el desamor son las mejores herramientas.

—Eso creo —dije nostálgica.

—Una vez conocí a una chica... ella era la luz de mis ojos, daba todo por ella, y sabes que hizo el día de mi cumpleaños? Se fue con un chico a mi habitación. Entonces les dije "Pueden irse al diablo."

Su historia me tomo por sorpresa, no sabía si reír o lamentarme.

—Puedes reírte. Todos lo hacen, e incluso yo. Ahora estoy felizmente casado, solo no era la indicada Emma.

Le di una media sonrisa, había captado su indirecta.

—Lo pensaré mejor —dije poniéndome de pie.

—Espero sea pronto, el concurso es para la semana entrante.

Su comentario me tomo por sorpresa, abrí mis ojos como platos y el asintió diciéndome que terminará esa canción que era buena así fuese lo más personal del mundo.

Al salir del aula me encontré con Andy el cual cargaba algunos libros y me sorprendió a verlo leyendo uno de ellos.

—Lo lamento —dijo apenado.

—Descuida, yo me crucé en tu camino —dije sonriendo.

—Ten bonito día Emma.

Vi como seguía caminando. Me sorprendía ver la actitud que Andy estaba tomando. Pero ahora lo que me mataba es lo rápido que había pasado todo... y yo aun estaba esperanzada a que Tom me buscará, después de mandarlo al diablo.

No podía lamentarme, el me mintió primero.
Ahora todos mis días se resumian en ir al Instituto y salir con Ana todas las noches. El día de hoy nuestro viaje sería de 3 horas así que nos fuimos más temprano de lo habitual.

—Qué linda playa. ¿Cómo la descubriste? —dijo simpática mirándome. Al notar mi seriedad solo hizo su boca en forma de O, y se quedó en silencio.

Cerré mis ojos sintiendo el aire pesado golpeando en mi cara. Una pequeña lagrima se deslizó por mi mejilla pero la limpie rápidamente. Al llegar vi lo emocionada que estaba Ana.
Al mirar hacia la derecha podía ver el lugar en donde pasamos la tarde Tom y yo.

Tome mi celular y note como había borrado varias de nuestras fotos, golpeando completamente mi corazón.

—Lo vi esta mañana, pero no quise decir nada —dijo Ana a mi lado.

Suspiré y sonreí.
Saque mi pequeña libreta escribiendo nuevamente para después mostrarle a Ana la cual al leerla se quedó boquiabierta.

Hubo un momento en el qué me acerqué a la orilla del mar, miré mi fondo de pantalla en donde tenia a Tom. Suspiré y me metí a ajustes cambiando la foto por otra. Después a Instagram para eliminar todas las fotos que tenia con él.

Sentí un peso menos y después volví a llorar. Mis ojos y cabeza ya no daban para más, pero no podía creer como Tom me había olvidado tan rápido.