TENTACIÓN |Tom Kaulitz|

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Episodio con contenido +18

—Quiero complacerte Emma. Quiero rendirme a tus pies, soy tan sumiso contigo que hasta yo desconozco esta parte de mí —le dije entre besos.

Llegamos hasta la pared de su baño, y comencé a bajar besando su abdomen. Al llegar a su zona V deje un delicado beso, subí una de sus piernas a mi hombro para hacerle espacio y comencé a besarle.

Observe como echaba su cabeza hacia atrás y succione delicadamente para después frotar con mi mano.
Comencé a escuchar como gemia cada vez más, moví mi lengua de forma rápida y lenta a la vez, entrando y saliendo de ella.

—Tom... Tom...

Sus manos hicieron que mi gorra cayera al suelo, quedándome solo con la bandana.
Agilice los movimientos pues sabía que estaba apunto de llegar a su orgasmo.

De un momento a otro sentí como sus piernas temblaban y ella mordía sus nudillos para no hacer ruido, aunque la verdad logre escuchar más y eso me excito bastante.
Al llegar a su boca, note como sus mejillas estaban rosadas y no precisamente por vergüenza.
Al intentar cargarla ella me lo impidió y la miré confundido.
¿Hice algo mal?

—Quiero... quiero complacerte también —su voz era distinta, como si se tratara de un ronroneo.

—Emma, con solo ser tu me complaces cariño —la bese y jugué con mi lengua entre su boca.

Ahora era yo el que estaba atrapado en la pared, vi como se puso de rodillas y joder se veía tan sumisa que quería follarla en todas las posiciones que se me vinieran a la mente en este instante.
Sentí su vergüenza al ver mi ereccion pero no salió de su papel, al sentir sus manos rodeandome trague saliva.

—¿Te gusta así? —comenzó a frotar lentamente, estaba volviéndome loco.

Asentí volviéndola a mirar, y después se la llevo a la boca. Lo hacía jodidamente bien.

—Emma por dios —me sorprendi al ver como casi metía todo a su boca.

Siguió haciéndolo un rato y en mi vida había gemido tanto, varias veces la mire y ella me sonrió haciéndome temblar. Su semblante había cambiado completamente dejando de parecer un ángel.

—No quiero mancharte —la detuve e hice que se pusiera de pie.
Ella me volvió a sonreír y lo odiaba porque sabía que me tenía a sus pies totalmente.

—Estoy lista Tom...

Sus palabras sonaban tan sinceras, me acomode entre sus piernas y entre mis dedos comencé a destapar el paquete plata, su mano tomó el paquete y negó.

—Uso pastillas anticonceptivas por mi período —se deshizo del pequeño paquete dejándome sin habla.

Sentí mi corazón latir con fuerza, y es que estaba convirtiéndose en mis primeras veces haciéndome sentir algo de miedo.
Jodido marica tu también eres su primera vez en muchas cosas.

—Puedes decirme que pare si te duele —le mencione cuando empecé a entrar en ella.

Estaba tan apretada, la sensación era exquisita y diferente, jamás lo había hecho sin protección.

—Estás apretada —gemi en su cuello y note como su cuerpo estaba algo tenso —¿Te duele?

Ella negó mordiendo su labio, y en su momento de distracción aproveche para tapar su boca y embestirla por primera vez.

Empecé por movimientos lentos, el sudor en nuestros cuerpos comenzó a mezclarse.
Hubo un momento en el qué me hizo mirarla, me sonrió y beso mi mejilla para después pasar su mano por mi mejilla hasta mi nuca delicadamente.
Sus manos recorrieron mi cuerpo haciéndome sentir un cosquilleo extraño. Me pidió ir lento y sentía sus caricias al igual que los tiernos besos que dejaba en mis hombros mientras seguía entrando y saliendo de ella.

De pronto tuve 14 años y había perdido mi virginidad con una chica de 23, que para ser honesto no recuerdo nada solo haber despertado mareado y solo en una habitación.
Recordé como Bill y yo pasábamos las tardes solos mientras mamá se iba.
Las veces que tuve que lidiarmelas solo en Alemania por el alcoholismo severo de mi padre.

Y en como la madre de Emma había sido la única persona que nos había demostrado afecto en nuestra niñez.
Me sentí un completo marica al sentir una lagrima deslizándose por mi mejilla.

Sentir el afecto de Emma me era tan extraño, ninguna chica me había tocado de esa forma. Me había hecho querer hacer de todo para complacerla, ni siquiera sé si ahora lo estaba haciendo bien. Su sola presencia me hacia sentir inseguro e incluso sentirme aquel chiquillo que se enamoro de ella en la niñez.
Pero amaba esa sensación, amaba que Emma tuviese ese poder sobre mi.

—¿Tom? ¿Estás bien? —su voz me hizo salir de mis pensamientos —Estás llorando...

—Estoy jodidamente enamorado de ti Emma.

Y volví a unir nuestros labios.
Pasamos un buen tiempo uniéndonos el uno al otro, había empezado a embestirla, paso de ser dulce y lento a ser rápido y fuerte.
Sentí un cosquilleo indicándome que estaba apunto de llegar, ella estaba sobre mi y siendo honesto para ser su primera vez sabía bien que hacer.

—Nena... voy a terminar, déjame...

Y sus movimientos comenzaron a hacer más frecuentes. Si ella así lo quería estaba bien, sentí como sus piernas temblaban y su respiración se hacia más fuerte. E incluso yo sentí como la llenaba de mi.

Se recostó a mi lado y la abrace a mi cuerpo.
Limpie el sudor de su frente y el color había vuelto a sus mejillas.

—Te quiero Tom...

Sus palabras me tomaron por sorpresa.