H.27.1
Tu alma gemela es como un mejor amigo, pero más. Es esa persona en el mundo que te conoce mejor que ninguna otra, te acepta y cree en ti antes que nadie. Un alma gemela es alguien que llevas contigo para siempre. Y Off lo sabe, así como Gun e...
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Una semana paso rápidamente y después de aquel día en que hicieron ángeles en la nieve, no había vuelto a saber nada de Off. Dos semanas más se le sumaron y así, continuó pasando el tiempo. Había ido al bosque unas cuantas veces, durante el primer mes, para ver si lo encontraba, pero no fue así.
Off había desaparecido. Ya no quería saber nada de él. Y Gun estaba triste, porque él, ni un solo día dejó de pensar en Off.
Lo extrañaba. No sabía cómo había podido aguantar la tristeza en su corazón durante cinco largos meses.
Era tarde en la noche, y como muchas otras en el último mes, no podía conciliar el sueño y se acurrucaba entre las colchas, para llorar. Tenía el corazón roto. A veces le dolía tanto, que se desmayaba por el dolor. Entre lágrimas, quería gritar y la voz no salía de su garganta. La comida no le sabía a nada, es más, ni siquiera quería comer. Era su abuela quien le obligaba a hacerlo. Incluso su madre, había empezado a pasar más tiempo en casa, para cuidarlo, porque perdió tanto peso, que hasta le costaba mantenerse de pie.
Otra cosa eran las fiebres, casi a diario y la sensación de dejarse morir.
Se estaba consumiendo, encerrado entre las cuatro paredes de su habitación. Pero Gun no era el único pasándolo mal. Tras su nombramiento como nuevo alfa, Off estaba en iguales condiciones. No era un líder, al menos no el que su padre esperaba que fuera. Escuchaba que los otros alfas, hablaban de lo débil que era. Que no tenía madera de líder y cualquiera de ellos estaría más capacitado para asumir como el alfa de la manada. Pero ese era el legado de Off. Nadie más que él podía asumir ese papel.
Habían pasado cinco meses, y en todo ese tiempo no pudo siquiera avisarle a Gun por qué no iba a verlo. Era un tonto sin remedio, nunca preguntó cuál era el número de teléfono. Había intentado escapar de su padre, unas cuantas veces, para ir al bosque, quizá con algo de suerte podía encontrarse con Gun, pero su padre estaba pegado a él de sol a sol, intentando que aprendiera todo sobre la manada y sus responsabilidades como líder.
Parecía su sombra.
Por otro lado, estaba su madre, que no había dejado de preguntarle que le estaba sucediendo. Pero él, no había sido capaz de hablarle sobre sus sentimientos.
A pesar de tener toda esa atención sobre él, se sentía solo. Incluso su lobo lo había abandonado. Estaba molesto. Y llevaba varios días sin comunicarse con él.
Ese día, desde que se levantó, había tenido una extraña sensación. No desayunó y menos pudo probar bocado durante el almuerzo. No dejaba de recordar como los ojos de Gun, cambiaban al mismo tiempo que los suyos. Sus ojos nunca habían cambiado al color azul, siempre fueron dorados, pero estando junto a Gun, los ojos de ambos, se tornaron azules. Había leído en uno de los tantos libros que su madre estaba haciéndole revisar, acerca de la historia y jerarquías de los lobos dentro de las manadas, qué, los ojos de los destinados se tornan del mismo color. Y ahora que sabía que Gun también descendía de lobos, recién había prestado la suficiente atención a ese detalle. Un pequeñísimo detalle que lo cambiaba todo, porque entonces, aun sin que Gun se presentara, ya estaba la posibilidad de ser almas gemelas. Eran la otra mitad del otro. Y después de comprenderlo, lo único que quería era ir corriendo a decírselo. Pero había prometido a la abuela de Gun que esperaría.
La anciana había sido cruel con él. ¿Cómo iba a pedirle a un hombre enamorado, que viviera sin la persona que ama, durante tanto tiempo? Porque sí. Ahora le daba la razón a su lobo gruñón.
Se había enamorado de Gun.
—¿Has estudiado los libros que te encargué? —Su madre, entró en su habitación, llevándole una bandeja con comida—. No has comido nada desde ayer, si se puede llamar comida a un puñado de bayas silvestres. ¿Vas a decirme que sucede contigo Off?
—Mamá... —estaba dispuesto a armarse de valor— Todos saben que siempre he querido encontrar a mi otra mitad. Siempre he anhelado saber lo que se sentía estar completo. —estaba haciéndolo, por fin— Cuando era niño, deseaba que mi alma gemela fuera una chica tan hermosa como tú, pero luego de descubrir que las mujeres no me atraían. Vi morir mis esperanzas de hacerlo. No lo pude encontrar... al menos no, hasta hace algunos meses.
—¿A qué te refieres? ¿Lo has encontrado por fin?
—Si. Y también lo perdí. Me siento tan triste, que a veces quisiera morir. Tengo un profundo dolor en el pecho, que no me deja respirar. No sé qué hacer.
—No leíste los últimos libros que te traje ¿cierto?
No fue necesario que respondiera a eso, su madre lo supo y por eso prefirió contarle sobre lo que trataban.
"Alfa, Beta y Delta, es la clasificación actual. En la antigüedad, no tenía que ver jerarquía, sino con la personalidad. Un Alfa tiene personalidad fuerte, es un líder nato, con el carácter justo y duro para velar por los demás. Los Betas y Deltas son más calmados, centrados y suelen ser quienes frenan los impulsos de los Alfas. Todo líder de una manada necesita de un Beta, su mano derecha. Antes, en una manada podía haber más de un Alfa, pero se elegía al más experimentado y capaz para liderar. Lo mismo con los Betas y Deltas. Ahora, un alfa por casta, siempre será el líder".
Ese era su caso.
"Lobos especiales, se presentan cada espacio de tiempo, incluso más especiales e importantes que un Alfa y más necesarios que un Beta".
"Si un omega es alejado de su alfa. Su carácter cambia. Incluso podría morir".
—Madre, ¿Cómo se reconoce a un omega?
—Los omegas suelen tener carácter tranquilo, son dulces y muy cariñosos. Parecen débiles, pero en realidad son muy fuertes. Pueden hacer de su Alfa, un ser magnifico e increíble. Lo transforman por completo. No hay omegas en nuestra manada. No los ha habido por más de cien años. Pero hace mucho tiempo conocimos a un grupo de nómadas, que habitaron durante unas semanas el bosque cerca a Suwut. Tiempo después supimos que todos habían sido masacrados cerca de Phadul. No quedaron más omegas.
Gun
⇒Si. Gun, alfa idiota. Lo necesito.
—¿Ya me hablas?
⇒¡Quiero verlo!
—También yo.
⇒¿Y qué estás esperando?
—Mama, yo...
—Si has encontrado a tu otra mitad y te quiere tanto como tú a él. No te permitas perderlo.
—Y si mi alma gemela, fuera humano. —Tentó. No era así.
Sentía que el corazón se le salía del pecho.
—Escúchame bien hijo. Un amor sólo es imposible si la otra persona definitivamente no te quiere. ¿Es ese el caso?
⇒NO
—Pienso averiguarlo ahora mismo. —Off besó a su madre en la frente tomó una mochila con algo de ropa y salió rumbo al bosque.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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