La última mujer del legado Ackerman, apellido de las mujeres más deseadas y más hermosas que han pisado la faz de la tierra, ¿seguirá con la tradición que arrastra su familia?
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Los personajes le pertenecen a Isayama
–¿Quieres que me valla?– preguntó mientras se ponía su camiseta. –No, no quiero –¿Y que quieres hacer? –Quiero disfrutar de ti mientras pueda– le respondí con sinceridad. –Pero no puedo ir más hallá, sabiendo cómo es mi padre...querrá comprobar si aún la conservo. –Entiendo, si es lo que que quieres bien..respetaré tu decisión. –Gracias– dije abrazándole –¿Y ahora que? ¿Esto quiere decir que estamos juntos? –Supongo que si, bueno, si tú quieres. –No podría decirte que no, el solo echo de poder disfrutar de tus labios me vuelve loco.
Mis mejillas comenzaron a teñirse de rojo ante las dulces palabras del castaño. Le volví a besar, una y otra y otra vez. Hasta dejar todo mi pintalabios sobre su boca y algo de su cuello.
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Mientras yo tomaba una taza de café Eren decidió irse a duchar. Ya que Yelena me había dicho que se encargaron de la caldera cuando yo no estaba en casa.
Mientras disfrutaba del café caliente no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Cuando Eren y yo nos besamos es como estar en una nube, una nube que te conduce al mismísimo infierno, caliente y prohibido.
Se dejó de oír como el agua salía de la ducha y rebotaba en la loza del suelo. Al poco tiempo Eren salió con solo la toalla enroscada en su cintura.
–Así me pones difícil las cosas–bromeé –Existen otras maneras de disfrutar sabes... –¿Ah si? ¿Cuáles son? –Ven, te las muestro
Me acerqué juguetona a él, no sabía muy bien a qué se refería, soy demasiado nueva en esto.
Eren me cogió de la cadera y me apretó hacia el, me besó con pasión y me apartó el pelo de la oreja al tiempo que me susurraba "Arrodíllate" Su voz que normalmente suena dulce se volvió más ruda, lo que pareció gustarle a mi cuerpo.
Me arrodillé enfrente suya, y él dejó caer la toalla al suelo, descubriendo su miembro duro y erguido frente a mi.
Os confieso que era la primera vez que veía algo así, no me mal interpretéis, si sabía como eran, por las clases de anatomía, pero jamas había visto una en persona.
Eren con una mano agarró su miembro, y con la otra levantó mi barbilla.
Mirándome a los ojos me dijo. –Chúpamela.
Baje la mirada y me la introduje en la boca, con cuidado de no hacerle daño con los dientes comencé a ir hacia adelante y hacia atrás, era algo instintivo.
Podía notar como se ponía más dura y grande dentro de mi boca, al tiempo que oía pequeños gemidos de parte de Eren.
