Capítulo 7

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El mundo se me caía encima, no podía estar un minuto sin ella.

- Entiéndalo, esta reunión se hace una vez al año para valorar las normas de los internados y poner o quitar algunas.

- Por favor, lléveme con usted, me portaré bien, haré lo que sea, pero no puedo estar sin usted. -Dije llorosa.

La señora Sullivan se quedó en silencio ante tales palabras, nunca había escuchado eso de mí, esa desesperación por estar con ella.

- No puedo y no se hable más, se quedará aquí y será una buena chica. -Dijo firmemente.

Comencé a llorar, mis lágrimas me traicionaban, ella me abrazó.

- Ya está mi pequeña, solo será una semana, pronto estaré de vuelta. La quiero más que a mi vida, yo tampoco puedo estar sin usted.

Cuando escuché aquello mi corazón se agitó más de lo normal y la besé, comencé a acariciar su cara y poco a poco fui bajando hasta sus pechos, a lo cual ella reaccionó quitando mi mano.

- Por hoy está bien. -Dijo seriamente.

Tuve que resignarme.

Llegó el día del viaje, yo estaba nerviosa, una semana sin verla era mucho tiempo, pero al menos llevaba el móvil en mi mochila por si me llamaba. Entró en mi cuarto por la mañana temprano, hizo que las chicas se fueran y se despidió de mi con un tierno beso.

- Pórtese bien. -Me amenazó y se marchó.

Las clases se me hicieron eternas hasta que Megan me dijo que su tutora necesitaba ayuda en la parte trasera del teatro, que al parecer necesitaban a una actriz más para una obra que iban a hacer. Yo no me negué porque no quería problemas, mi Ama me dijo que me portara bien y eso iba a hacer.

El teatro estaba solitario, no había nadie, se supone que deberían estar los demás actores preparándose, pero todo estaba desierto.

- ¿Hola? - Pregunté al aire.

Al no albergar ninguna respuesta, comencé a caminar por el tablado donde la primera vez que vine la lié usando la ropa que no debía en vez de mi uniforme. De repente algo tapó mi boca y me agarraba fuertemente mientras me empujaba detrás del escenario. Estaba inmovilizada y trataba de zafarme de aquellos brazos que rodeaban mi cuerpo. De pronto apareció Megan con unas cuerdas y una cinta adhesiva. Yo no estaba entendiendo nada, otra vez me iba a hacer lo mismo que en la caseta de deportes y esta vez tampoco podía defenderme.

Me ató sin apenas resistencia por mi parte pues no podía moverme ni gritar para pedir ayuda. Cuando me hubo atado de pies y manos, la persona que estaba tras de mi me tiró al suelo. Era Sonia. Debí haberlo imaginado, aunque no me serviría de nada.

- Por fin, tú y yo, vamos a aclarar cuentas Andrea Miller. -Dijo Sonia con voz de sádica.

Yo no podía hablar por la cinta adhesiva pero la miraba con reproche, ¿qué pretendía haciendo esto?

¿por qué Megan la ayudaba? ¿Tanto me odiaban?

- Te dije que te destruiría a ti y a Hellen, pero primero empezaré por ti porque sé que si te hago daño le haré el doble de daño a Hellen.

Dicho eso me pegó una fuerte patada en el estómago haciendo que me retorciera en el suelo.

- Bien hecho Sonia, dale más fuerte. - Dijo Megan sonriendo. Definitivamente su odio era muy grande.

Me dio otra patada, pero esta vez en la espalda. Esta vez lloré de dolor.

- Vaya, pobrecita, no puede hablar, qué pena. Vas a estar aquí mucho tiempo Andreita.

La disciplina de AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora