Capítulo V

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5 años atrás

-Te juro que no tengo nada que ver.

Alcé la vista del teléfono, encontrando frente a mí a Anyela. La miré de arriba abajo. Tenía la respiración acelerada. Se tocó el pecho, tratando de controlar el agite, antes de señalar la puerta. Seguí la dirección que mostró, pero nada pasó.

Yo estaba sentada, en la primera fila del aula, esperando por la profesora de inglés y mis compañeros. Ese día había llegado temprano, ya que tuve que salir de casa antes de la hora, evitando una discusión con mi madre. Me levanté tomándola de los brazos.

¡No lo digas!

Suplicó y yo negué.

-¡Qué tontería, te calmas! -Sacudió la cabeza volteándome los ojos. Odiaba que dijera eso. Según ella, me hacía ver estúpida e infantil.

-Pareces una chiva loca. -Negó.

-Es que... es una... o sea... es... bueno... es raro. -Completó al fin la oración, tocándose el mentón, tamborileando los dedos en él. Como me desesperaba su...

-Heulsuse. -La palabra se regó por el salón, haciéndome girar para verlo. Fue increíble, como mi día mejoró con solo escucharlo. Verlo fue otra cosa. Anyelo, había entrado al aula y caminaba hacía mi, con las manos metidas en el bolsillo de su pantalón. Sonriéndome.

Fruncí el ceño, ya que las reacciones de ese par no me gustaban, y las acciones menos. Debía prepararme para el desastre, pero... Tan pronto llegó a nuestro nivel, cruzó su brazo por mi hombro. Mis ojos casi abandonan su lugar, y...

-Tengo un regalo para ti. - Informó, desorganizando mis pensamientos. Estaba tan sorprendida que no reaccionaba.

-¡Feliz cumpleaños! -El susurro en mi oído, terminó de anularme, poniéndome el corazón a mil.

Se acordó, se acordó, se acordó de mi cumple.

La emoción, no me dejó razonar las cosas raras que pasaban a mí alrededor. Como por ejemplo ¿Cómo entraron ese par a mi colegio? No me culpen por ello, era normal. Con Anyelo siempre me embobaba.

-¿Adivina que és? -Preguntó, alejándose de mi. Cosa que me entristeció.

-Si, adivina. -Gritó An, mirando a su hermano. Le sacó la lengua, antes de cruzar los brazos y recargar su peso en el pupitre que tenía detrás. No entendía nada, así que respondí lo normal.

-No sé. -Ni lo quieres saber. -Volvió a opinar An, sacudiendo la cabeza.

-Has silencio maldita chismosa. -Le recriminó Anyelo, mirándola mal. -Es mas, ¿qué viniste hacer aquí? si nadie te invitó.

-Estoy aquí, porque se me dio la torcida y maldita gana. -Respondió ella mostrándole el dedo medio. -Es mas, esto...

Se enderezó señalando nuestro rededor, mientras se acercaba. Negué, temiendo lo peor. No había podido lograr hablaran de manera decente.

-...Es libre, gran pendejo. -Lo empuja, poniéndome a intervenir antes de que se dieran. Porque si, ellos se daban, cómo si no fueran hermanos.

-Bueno ya, entrégame el regalo y listo. Todos estaremos a tiempo, en nuestras responsabilidades. -Tendí la mano y ni cuenta me di, cuando cerré los ojos. En vez de recibir algo, me cogieron la mano y arrastraron.

-Ya te lo muestro. -Informó Anyelo. A las carreras cruzamos por toda la escuela, hasta llegar al estacionamiento donde estaba su auto. An, nos siguió, sin dejar de decir cosas que no entendía. Estaba loca. Pensaba yo.

En Busca De Mi NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora