Capítulo VIII:
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MARIPOSAS
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El amor de tu vida.
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Sakura.
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―Mariposa― Susurro ella, con la voz entrecortada.
Mariposa, así era como mi mamá me llamaba desde que tengo memoria.
―Yo debo irme pero volveré por ti―
Yo solo recuerdo sus ojos rojos. Su mejilla hinchada. Sus labios rotos.
―Mamá―
―Te amo, mariposa. Volveré por ti, lo prometo―
¿Por qué no lograba recordar nada más de esa noche?
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―¡Mamá!― Grite mientras me despertaba.
Me senté en la cama mientras intentaba regular mi respiración.
― ¡Ah!― Grite cuando sentí una mano en mi hombro.
―Shh, molesta, no grites― Me reto sentándose a mi lado.
―Sasuke― Susurre más tranquila.
Las sábanas resbalaron por su cuerpo dejando su torso al desnudo.
―¿Otra pesadilla?― Murmuro, yo solo asentí ―Ya, cálmate. Ven― Me ordeno volviéndonos a recostar en la cama.
Apoye mi cabeza en su pecho pasando uno de mis brazos por su abdomen, él me apretó entre los suyos y sentí las caricias en mi espalda desnuda.
Estábamos en una hermosa casa en la costa. Yo le había dicho a mi padre que pasaría el fin de semana con Temari. A él no pareció importarle mucho, supongo que se alegraba no tener que verme por tres días.
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―Buen día, linda―
―Buenos días, Mikoto― La salude sentándome en la mesa a desayunar.
Sasuke sonrió a mi lado. Me había invitado a pasar el fin de semana juntos en su casa en la playa, lo que el pelinegro olvidó decirme es que sus padres también irían. Itachi ya estaba en la universidad y agradecí que Kin no haya ido con nosotros.
―Mi mamá te adora― Susurro Sasuke en mi oído sentado a mi lado.
Mikoto sonrió mientras me alcanzaba la taza de café y Fugaku se encontraba unas sillas más alejado viendo el periódico. Yo sonreí y voltee a ver a Sasuke.
―¿Y su hijo? ― Susurre.
Él sonrió de lado.
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―¡Sasuke, ven!― Grite mientras entraba al mar.
Era un día hermoso en la playa, no había ni una sola nube que opacará el hermoso cielo azul, el agua estaba templada y había una brisa primaveral que te refrescaba del calor. Sasuke y yo habíamos decidido bajar a la playa, sus padres se quedaron en la casa.
