extra ;; una pequeña visita

1.6K 257 22
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Theo realmente no sabía mucho sobre qué hacer con su vida. Luego de haber vuelto del infierno, no tener un hogar y no saber como confrontar a sus padres (los cuales había descubierto que se habían ido lejos, a Francia), Theo se había dado cuenta finalmente que se había quedado total y tristemente solo. 

Vivía en su camioneta, y aunque a veces estacionaba en lugares desolados y oscuros, pensaba que no podía haber nada peor que el no poder conciliar el sueño. Las pesadillas lo consumían, y si no fuera porque genéticamente había sido modificado para poder pasar semanas sin comer, sin dormir, y sin tomar, probablemente ya hubiera muerto. 

Las noches se volvían un poco frías a esta altura del año, pero Theo no podía permitirse la calefacción. Gastaría mucha gasolina, y no tenía tanto dinero en el banco para poder recargar todos los días; apenas y tenía para comprarse almuerzos cada tanto, cuando el hambre era tanta que ya no podía soportarla.

Le gustaba pensar que este era su karma por todo lo que hizo, y que vivir en el infierno junto a su hermana solo había sido el comienzo. El saber que los doctores estaban muertos lo tenía más tranquilo de lo que alguna vez podía pensar, y en su mente, le agradeció a Amelia y a la Bestia por haber hecho todo lo que hicieron para que no vivieran más.

Incluso si nada le quitaba el peso de haber cometido todas las atrocidades bajo el agarre de aquellos tres.

—Solo esto, por favor —tiró una cajetilla de cigarros sobre el mostrador—. ¿Cuánto sería?

—Siete dólares, joven.

Theo soltó un pequeño suspiro, sacando los dólares de su billetera. Apenas los dejo en el mostrador, tomó la caja y salió del lugar, algo desesperado para prender uno. Hoy se cumplirían casi dos meses de que volvió del infierno, y no había nada más extraño para él que decir eso.

Sacó uno de la cajita, al mismo tiempo sacando el encendedor de su pantalón. Sin embargo, al momento de encenderlo, no funcionó.

—Maldita sea.

Su cuerpo se tensó, sintiendo como algo en el ambiente había cambiado. De repente, una garra negra con una pequeña llama roja (literalmente roja) apuntó hacia su cigarro, encendiéndolo. 

Se giró mientras inevitablemente daba una calada para mantenerlo encendido. Amelia lo miraba, apoyada en la camioneta perteneciente a Theo. 

Había vuelto a su estilo, logró reconocer a primera vista. Durante el tiempo que Stiles había decidido usar sus camisas para aferrarse a él, pero con Stiles de nuevo en su vida, la moda había vuelto a ella como si nunca se hubiera ido; una falda negra corta con medias del mismo color, una remera de lanilla con piel sintética de color azul, y un par de botas negras de cuero. Su cabello estaba suelto, con varias ondas que simulaban olas. 

𝐦𝐞𝐫𝐚𝐤𝐢, stiles stilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora