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Con curiosidad extendió la mano, estaba nevando, ese era un fenómeno extraño al estar en el país del fuego, pero no sé quejó, era agradable como el frío soplaba su rostro y la nieve caía en pequeños copos, lo emocionó de un modo infantil

— ¡Naruto! ¿No estarás pensando en salir a la nieve con eso puesto, verdad?

Miró la ropa que tenía puesta, un pantalón holgado y una camisa manga corta, no veía el problema, su cuerpo siempre había tenido una temperatura elevada al promedio, por lo que no sentía frío, pero Karin lo agarró y metió dentro de la casa de nuevo

— Si vas a salir ponte algo más abrigado, ¡Serás una mala influencia para Hannah si sales de ese modo!

El nombre de su pastelito lo hizo avergonzarse, tenía un punto, si salía de ese modo podía que la niña llegará a verlo e intentar copiarlo, ese era un problema, por lo que a regañadientes se dejó arrastrar, Karin lo hizo sentarse en un sofá mientras ella subía por las escaleras. Esperó y más rápido que tarde la chica apareció bajando las escaleras, con una chaqueta color crema, un pantalón gris que se veía grueso y cálido juntó un par de botas para la nieve. Parpadeó confundido mirando la ropa, pero antes de ser capaz de abrir la boca, sintió como la ropa tapaba su vista, dejándolo aturdido y congelado en su lugar

Escuchó las risitas de Karin antes de ser golpeado por la luz de nuevo, entrecerró los ojos intentando acostumbrarse de vuelta

— Te ves tan tonto así, pareces un cachorrito desorientado — escuchó las risas de Karin un rato más antes de que ella negara con una pequeña sonrisa — Quita esa cara, solo estaba jugando contigo.

El puchero en sus labios solo aumentó mientras fruncía las cejas, él NO era un cachorrito, menos uno desorientado, el único que le decía cachorro era Kurama

Karin se hubiera burlado un poco por lo infantil que se veía si no fuera porque vió como la nariz de Naruto se movía y como sus ojos empezaban a brillar. Iba a preguntar si no fuera porque lo vio salir disparado a la cocina, curiosa lo siguió, y encontró a Nagato sacando una bandeja de galletas en forma de muñeco de nieve. Hannah también estaba ahí, algo adormilada, con un zorro pequeño recostado en su cabeza también medio dormido, pero más despierto que la niña pequeña

Nagato empezó a sudar al ver ocho pares de ojos mirándolo con atención, pensó en maneras de dirigir su atención a otra cosa, pero ninguna era convincente

Kurama notó el aprieto en el que estaba el Uzumaki mayor, pero simplemente decidió no hacer nada y miró con curiosidad sobre como procederían los acontecimientos. Naruto se acercó a paso lento a Nagato hasta quedar frente a frente, o más o menos ya que Nagato era más alto

— ¿Esas galletas son...?

Nagato suspiro rendido

— Se suponía que eran una sorpresa, pero parece que no pudieron pasar desapercibidas.

El zorro se abstuvo de rodar los ojos, al menos a su aparece era obvio que lo iban a notar, a no ser que no se allá dado cuenta del desastre de harina y chocolate

— Tio Nagato, ¿Entonces esas galletas son para nosotros? — la vocecita de la más pequeña se hizo oír, aún tenía sueño, pero se encontraba más despierta, mirando con la curiosidad a flor de piel. Nagato le sonrió

— Sí, son para ustedes.

Los ojitos color ámbar se iluminaron ante la afirmativa, miró ansiosa a su papá y esté le sonrió, apartándose un poco para darle espacio a agarrar una, con emoción se acercó a la bandeja y agarró uno de los muñecos de nieve, estaba calientito, mordió la galleta y le gustó el sabor dulzón junto con el glaseado que decoraba la bonita galleta

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