Es impresionante como obra Dios cuando una persona, ya sea niño, joven, adulto u anciano obedece a las demandas y llamados que el Señor ejecuta sobre nuestras vidas. Cuando entendemos que la obediencia es un rasgo característico para aquellos que confiamos y le creemos a nuestro Señor Jesucristo, es cuando comenzamos a ponerla en práctica. Pero seamos sinceros, hay ocasiones en las que muchas veces se nos dificulta o hace demasiado hilarante el obedecer lo que Dios Padre ordena y puede ser porque sentimos que no somos capaces de cumplir con aquello o parece demasiado extravagante y alocada la petición que nos ha encomendado.
Para ejemplo claro, tenemos a Jonás, quien siendo profeta y un alma guiada por Dios, desobedeció, lo cual, tal deshonra, trajo repercusiones y consecuencias, como ser lanzado al mar y ser tragado por un gran pez. Y es que, si nos ponemos a pensar, Jehová envió a Jonás hacia Nínive para decirles que por su desobediencia y maldad Él, Soberano y dueño de todo, los destruiría, pero ¿qué pasó con Jonás? El hombre tuvo miedo y huyó de Dios, porque temía ante tan gran misión y en vez de ir hacia Nínive como se le había ordenado, se fue para Tarsis
Si pudieron notar en el mapa, a Jonás le enviaron hacia un lugar, pero él por miedo se fue hacia el lado contrario, dice en el libro de Jonás, que el profeta descendió a Jope y pagó su pasaje para embarcar rumbo a Tarso, con la intención de huir de la presencia de Jehová.
Creo yo, que más de alguno, ha querido huir al menos una vez de la presencia de Dios Padre, ya que sus demandas y su perfección parece ser mucho para nosotros, discierno yo, que a Jonás le ocurrió lo mismo, ya que Dios no lo estaba enviando a un lugar tranquilo, si no que a una tierra donde abundaba el mal y el pecado; mis queridos hermanos, habrán situaciones en las que Dios quizás nos enviará a lugares no muy agradables de visitar, sin embargo, debemos entender que lo que Dios dice, se hace, de una u otra forma. No podemos callar, no podemos huir y mucho menos podemos pretender engañar a Papá, sabiendo que Él conoce cada cabello de nuestra cabeza y cada pensamiento de nuestro corazón, lo mejor que podemos hacer cuando el Señor nuestro Rey, nos delega algo, es obedecer y es que la obediencia trae recompensa mientras que la desobediencia trae repercusiones y consecuencias.
Quizás estas atravesando un periodo de consecuencias en las que crees que es Dios castigándote, sin embargo, mi hermano, te invito a analizar la verdad de los hechos ya que puede ser que no sean "castigos" o "pruebas" lo que estas ensartando, sino que los resultados y los efectos de tus propias acciones y decisiones. Porque, así como pasó con Jonás, asimismo ha pasado y pasará con nosotros cada que desobedezcamos la voz de nuestro Señor.
Por su desobediencia, el profeta Jonás tuvo que cruzar adversidades, como ser lanzado al mar cuando los tripulantes del barco notaron que la tempestad que se había desatado en los mares y que asechaba su embarcación, era la respuesta de Jehová ante la desobediencia del varón, por lo que Jonás le dice a la tripulación que lo echen al mar para que los mares se aquieten. (Jonás 1:4-12)
Pero la cosa no paró allí, dicen las escrituras que luego de que Jonás fuese lanzado al mar, Dios tenía preparado a un gran pez para que se tragase a Jonás durante tres días y tres noches. (Jonás 1:17)
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Luz en tinieblas: Dios lo sigue haciendo.
SpiritualLuz en tinieblas, es un conjunto de escritos que nos recordarán la grandeza de nuestro Rey, Rey que por amor a nosotros se hizo siervo. Él es nuestra luz en la tempestad y este pequeño libro es para que recuerden la gracia y misericordia que ha impa...