Capítulo I

14 1 0
                                    

El instituto, ese segundo hogar que todos tenemos que sufrir alguna vez en nuestra vida. Clases interminables, profesores incomprensibles, compañeros inaguantables... Por suerte para mí, estaba en 2ºE, una de las clases con más alumnos de ese curso, pero una de las mejores sin lugar a duda. Algunos nos conocíamos de compartir clase el año anterior, otros nos fuimos conociendo poco a poco a lo largo del curso, pero estaba claro que éramos una pequeña gran familia.

De entre los casi treinta alumnos que éramos en clase, había uno en especial que hacía que las mañanas se hicieran más amenas, que me sacaba una sonrisa a la mínima palabra, uno que se había colado en mi corazón sin quererlo. Su nombre era Sergio. Pero, a pesar de que todo el mundo era consciente de mis sentimientos hacia él, nunca se daba cuenta de la realidad y yo no me veía lo suficientemente valiente como para confesarle lo que sentía.

Teníamos una vida bastante tranquila, aunque algo cambiaría ese día, a las siete de la tarde había una reunión para el intercambio Francia–España que se hacía cada año en nuestro instituto. Durante la hora libre que teníamos los viernes, ya que nuestro profesor de matemáticas estaba de baja y todavía no habían mandado sustitución, estuvimos hablando y aquí empezó nuestra aventura.

—¿Y qué tal le sentó a tu padre de que te haya caído Religión? —le preguntó Jak a Sergio en un momento de máximo aburrimiento después de adelantar deberes en la medida de lo posible.

—Si es que no me ha dado tiempo material de entregarle la libreta. Ya veremos que me invento para este segundo trimestre. —confesó Sergio. —Que me caiga Religión es muy triste, es la primera vez en mi vida que suspendo algo, pero bueno, tú has suspendido Ciudadanía que no sé qué es peor, que la profesora nos dejó tener los apuntes en el examen. —se avanzó sobre su asiento para llamar la atención a mi compañera de pupitre que estaba dibujando sobre la mesa —A ti Merche, partiendo de los resultados de diciembre, ¿te caerán todas o cómo va el asunto?

—Tira todas, exagerado. Yo creo que la Marielle este trimestre me aprobará —dijo tranquila Merche —Y más le vale porque sino en Francia tendremos problemas.

—Merche que pocas esperanzas tienes, yo creo que por lo menos aprobarás la mitad —comenté yo —Porque Naturales, Gimnasia, Matemáticas, Sociales, Castellano e Inglés las damos por perdidas, eso no hay quien lo remonte.

—Que la abeja Maya lleve mejor la cuenta de las que te caen que tú es muy fuerte —río Sergio utilizando el sobrenombre que me dio Merche, pero Sergio no se libraba ya que el mote escogido fue "Aspirina"

—¡Sergio! ¡Que no me llames así! —le dije medio en broma, medio enfadada. –Al final te voy a enviar a la mierda y me quedaré más a gusto que nada.

—Lo que te ha dicho. Si yo fuera tú ya habría dado por terminada nuestra valiosa amistad —el bueno de Jak intervino, su sentido del humor era muy simple, pero a la vez divertido por el tono con el que hablaba.

—Lo tuyo no tiene remedio, Jak —río Sergio e inmediatamente después la conversación se dio por finalizada y todos volvimos a nuestros quehaceres. Yo, por ejemplo, decidí adelantar un trabajo de Lengua que consistía en buscar una noticia y analizar qué tipo de lenguaje se empleaba.

—¿Chicos, habéis leído esto? —les pregunté después de un rato, al leer una noticia que me había parecido cuanto menos curiosa. —Atención, se advierte que en el siguiente fragmento se relatarán sin censura los hechos nombrados en el mismo. Abstenerse personas sensibles. "Se cumplen 35 años de la tragedia del Instituto Los Naranjos", ¿no es así como se llamaba antes el instituto? —les pregunté, ya que me sonaba haber leído ese nombre en alguna de las orlas colgadas en las paredes.

—Creo que sí —respondió Sergio —sigue leyendo a ver.

«Muchos recordarán lo que se conoció como "La tragedia de los Naranjos" o simplemente "El caso 16E". En la madrugada del 16 al 17 de enero de 1978, se produjo en el instituto el secuestro, la tortura y el asesinato de seis jóvenes estudiantes del centro. Las víctimas eran personas admiradas y conocidas en todo el centro, por lo que noticia de su muerte fue un duro golpe para todos.

La reunión del pánico (Carcassonne I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora