Capítulo II

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Por fin se acabaron las clases del viernes, aunque en pocas horas tendría que volver para la reunión, cosa que no me hacía especial gracia. El padre de Merche pasó a por mi madre y a por mí para llegar puntuales al salón de actos, aunque conociendo a Marielle, la profesora de francés, seguro que empezaría tarde. Cuando llegamos, ya estaban Jak y Sergio acomodados y reservando una fila de sillas para nosotras. Inmediatamente, nuestros amigos nos hicieron señas para que nos sentásemos a su lado, aunque habíamos movido las sillas de forma que parecía un círculo.

El salón de actos era una gran sala con capacidad para más de cien personas, aunque no debía de haber más de ochenta sillas, era conocido por su mala acústica y ser la sala preferida para hacer exámenes de muchos profesores.

Marielle dio comienzo a la reunión y nosotros dimos comienzo a nuestra conversación. Jak, Sergio y yo ilustramos a Merche y a Celia con nuestra experiencia en el anterior viaje, les hablamos de las ciudades que habíamos visitado, entre ellas la emblemática ciudad amurallada de Carcassonne, lo que habíamos comido, las cosas típicas que habíamos aprendido de los franceses y más.

—Eso sí, lo mejor fue el primer día, el del autobús. —empecé yo a contar —Porque para ir al instituto tienes que o subir una cuesta o pasar por un puente estrechísimo y el conductor no tuvo mejor idea que ir por el puente, pero el bus no pasaba. Dimos al menos tres o cuatro vueltas a Grenoble hasta encontrar el camino para llegar al instituto, al final terminábamos gritando cada vez que intentaba pasar por allí.

—Pues yo creo que cuando peor lo pasé fue al llegar justo, porque veréis... Llevaba el "carcassonne" asomando desde hacía 3 departamentos —confesó Sergio para desgracia nuestra —Y yo solo quería llegar a casa de mi franchute para, ya sabéis...

Gracias a este comentario, Sergio se llevó una mirada de asco y risa a la vez de todo el grupo, pero enseguida volvimos a nuestros rostros habituales para seguir con la cháchara, incluso a alguien se le ocurrió la idea de crear un grupo de WhatsApp en honor a esa reunión al cual llamamos, muy convenientemente "Los Carcassonnes".

—Podríamos ir a cenar juntos cuando acabe la reunión —propuso Sergio cuando la reunión ya estaba más avanzada. — Si llamamos ahora todavía nos podrían reservar mesa.

—Mamá ¿puedo? —preguntamos a la vez Celia y yo a nuestras respectivas madres que se encontraban una fila más atrás junto con el padre de Merche.

—Papa yo ya volveré en el tren cuando acabemos —sentenció Merche mirando a Pepe, su padre, que simplemente asintió, sabía que no valía de nada discutir con su hija, y sabía que si estaba con nosotros estaría en buenas manos.

Después de una pequeña discusión que tuvieron Celia y su madre, finalmente esta accedió a dejarla venir, mi madre había accedido a que me quedara en casa de Merche para así al día siguiente ir a la cuadra con ella. La reunión continuó, al igual que nuestra conversación, ahora habíamos tirado hacia el tema de lo que haríamos cuando los franceses vinieran a España en el mes de mayo, desde ir a la bolera hasta la playa, pasando por una tarde de skate y de equitación y, de repente, todo se quedó en completo silencio. Extrañados interrumpimos nuestra risa por un comentario de Sergio y levantamos la cabeza para comprobar lo que nuestros oídos habían captado, nos habíamos quedado completamente solos en el salón de actos del instituto.

—¿Qué hora es? Mi teléfono ha muerto —preguntó Celia después de sacar su teléfono y comprobar que no le quedaba batería, como ya venía siendo costumbre.

21:00

—Son las nueve, deberíamos irnos ya porque si no nos quitarán la reserva —resolvió Jak mirando la hora en su reloj de muñeca, inmediatamente procedimos a levantarnos en dirección a la puerta, la cual Jak intentó abrir, sin ningún resultado —Ja, ja, muy graciosa Marielle.

La reunión del pánico (Carcassonne I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora