CAPITULO 13

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Taehyung no iba a ganar ningún premio por puntualidad, pero tenía cubierta la cita más sexy en la galería. Corrección, no cita. Taehyung había tratado de deslizarse de nuevo en la zona de amigos gradualmente, dejando que Seokjin se duchara solo, sin ofrecer plancharle o juguetear con su cuello. Sin tocarse en el auto, aunque se había salido con la suya con eso unas pocas veces recientemente, y sabía que algo estaba cambiando con Seokjin cuando comenzó a repartir más de los pequeños toques casuales alrededor de la casa y en su camioneta. Era patético, ¿verdad? Leer cada toque de Seokjin en busca de un significado oculto, signos de que no estarían atrapados en este extraño limbo para siempre. Signos de que toda su perfección dentro de la casa no era un castillo de papel, destinado a arrugarse y salir volando. Signos de que este magnífico hombre junto a él no era un espejismo que su mente hambrienta había evocado.

—¿Estás nervioso? —preguntó Seokjin en voz baja al entrar en la galería.

Sin el uniforme, llevaba puesto un conjunto que Taehyung estaba seguro de haber visto el interior de una iglesia más de un par de veces; pantalón caqui, camisa azul abotonada y lindos zapatos. En cualquier otra persona habría sido más que soso, pero en Seokjin, parecía como algo sacado de un anuncio de ropa de muy buen gusto. Aterrado. Pero no de la galería o sus colegas. Más como aterrado por su corazón, tratando de resolver qué significaban realmente sus sentimientos cambiantes para Seokjin.

—Nop —dijo al fin—. Solo trato de generar entusiasmo.

—Amigo. —Seokjin le dio una mirada de censura mientras gesticulaba hacia la pintura gigante frente a ellos. Tenía una interpretación abstracta con prismas de color que representaban lo que parecía ser un viejo acorazado. —Estos son geniales.

—¿Qué ves cuando miras eso? —Taehyung tenía genuina curiosidad porque nunca había visto a Seokjin así de animado antes, con las mejillas sonrojadas y enrojecidas, los ojos brillantes, las manos gesticulando.

—Escape. —Seokjin sacudió su cabeza pensativamente—. Solo piensa en todos los jóvenes en ese barco, lejos de casa, uniéndose, temerosos pero emocionados. Un nuevo comienzo, todo el color hace que el barco parezca atractivo, no aterrador.

—Vaya. —Eso no era lo que Taehyung veía, pero ciertamente le daba una nueva apariencia al hombre a su lado.

Hacer que Seokjin hablara más sobre Ken y su vida hogareña era un desafío, pero por lo que Taehyung podía ver, el abuso de un hermano mayor había deformado totalmente la percepción de Seokjin de sí mismo y lo llevó hacia el ejército como una especie de escape. Y ahí estaba. El impulso de querer acercarse y apretar el brazo de Seokjin, para dejarle saber que lo entendía y que apreciaba la sinceridad. Pero no podía, solo podía pasar a la siguiente pieza, un collage de viejas fotografías de jóvenes marineros arregladas para formar el contorno de un barco.

—¿Ves este? —Seokjin hizo un gesto hacia el centro de la pieza. —Los hombres son el corazón de la nave. Cada uno tiene una historia.

Yo quiero saber tu historia. Quiero ser más que una nota al pie de este capítulo de tu vida. Quiero escribir nuestra historia juntos. Mierda. Estos impulsos no eran lo que Taehyung necesitaba. Lo que necesitaba era ser realista. Pero entonces Seokjin le sonrió, mil megavatios de alegría pura, y Taehyung sabía que estaba perdido.

—Gracias por traerme. Estas piezas son realmente geniales.

—De nada. —La voz de Taehyung era demasiado gruesa.

—Oye, tienen ponche contra la pared del fondo. ¿Quieres que nos busque una copa? —Seokjin le dio otra sonrisa. Oh, por supuesto. Simplemente sigue siendo el novio perfecto. Taehyung reprimió un suspiro.

CASA (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora