ARCOIRIS I

191 29 6
                                    

—¿Va a encajar? —Jadeando y resollando, Taehyung sostuvo su extremo de la carga hasta que Seokjin se puso en posición. Intentó no ponerse demasiado celoso de lo jodidamente fácil que Seokjin hacía lucir el trabajo.

—Lo tengo. —Seokjin hizo una maniobra mágica que creó los milímetros extra necesarios para que el gabinete encajara.

—Juro que perdiste tu vocación Seokjin. —Con los brazos llenos de aperitivos, la madre de Taehyung entró en la cocina, admirando los gabinetes que él y Seokjin habían batallado en poner en posición. —Puedes ser mi manitas cualquier día.

—Ella solo está siendo amable porque su lista de cosas por hacer es más larga que mi brazo. —Taehyung agradecido aceptó una botella de limonada de su madre. —Eso y que eres su nuevo niño favorito.

—Oye, tú vas y duplicas el número de hijos que tengo para pedir favores, por supuesto que voy a aprovechar. —Después de acomodar la comida, se apoyó contra la pared que habían pintado el día anterior. Este era su último proyecto de remodelación en Berkley, y esta era su primera visita desde que se habían escapado a San Francisco con ella como su testigo. Como de costumbre, ella tenía mucho para mantenerlos ocupados, pero a Taehyung no le importaba. La amaba, y especialmente amaba cuán fácilmente le había dado la bienvenida a Seokjin en sus vidas y cuánto parecía gustarle a Seokjin.

—Cuando quieras. No me importa el trabajo. Es una buena práctica para cuando reemplacemos los viejos armarios en nuestra casa. —Seokjin tomó un refresco de la comida en el mostrador.

—Oye, yo pinté esos armarios. Y dijiste que no odiabas el color —protestó Taehyung.

—Hiciste un trabajo excelente, pero siguen siendo los armarios originales de la casa. Eventualmente, es posible que deseemos volver a hacer toda la cocina. —Seokjin era diplomático, pero Taehyung sabía que no estaba completamente enamorado de los gabinetes fucsias.

—Sueña en grande. —Taehyung sabía que entre su salario de profesor y la paga de Seokjin en la Marina, podría pasar un tiempo antes de que pudieran abordar un proyecto tan grande.

—Hablando de sueños... —La madre de Taehyung tenía una mirada astuta en los ojos. —Tengo una sorpresa para ustedes.

—¿Sí? —Conociéndola, una sorpresa podría ser cualquier cosa, desde su pasta favorita para cenar a un montón de azulejos que necesitaban ser instalados.

—Es el fin de semana del Orgullo, y estaba pensando que ustedes podrían tomar el transporte público a la ciudad...

—Oh... um... —Seokjin se volvió casi del mismo color que sus gabinetes en casa.

—¿Nunca has estado en el Orgullo? —La madre de Taehyung era muy buena adivinando. —Creo que deberías ir. Dejar que Taehyung te muestre los alrededores hoy, y luego pueden ir al desfile mañana. Lo llevé al Orgullo mucho antes de que me dijera que era gay. Será divertido para ustedes.

—Divertido. —Seokjin tragó saliva, y Taehyung estaba a punto de asegurarle que no tenían que ir, cuando su madre habló de nuevo.

—Y... tengo una amiga que trabaja para un buen hotel céntrico, cerca de donde estarán todos los negocios que tienen especialidades para el Orgullo. No es ninguna sorpresa que el hotel esté reservado por completo este fin de semana, pero hace unas semanas le dije que ustedes realmente no tuvieron una luna de miel. Y ella llamó esta mañana para decir que hubo una cancelación de último minuto, y está guardando una suite para ustedes para una noche. Un regalo de parte de ella y mío.

—Oh, vaya. —Taehyung había estado indeciso sobre ir, pero ahora quería hacerlo.

No es que la habitación de invitados de su madre fuera horrible o algo así, pero no tenía exactamente una tonelada de privacidad para un raro fin de semana que tenía con Seokjin fuera de servicio. En todo caso, podían encerrarse en la suite y ver de cuántas formas Seokjin podría follarlo antes de irse. Pero, no podía decir eso delante de su madre, así que trató de darle a Seokjin una mirada significativa.

CASA (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora