CASA (Libro I)

CAPITULO 16

—Oye, ¿has visto a Eomuk? No puedo encontrarla. —Taehyung asomó la cabeza en la habitación de Seokjin.

—Prueba mi armario. —Seokjin estaba en su cama, con un libro de mapas a un lado de él, y una novela negra al otro lado.

No se encontró con los ojos de Taehyung, pero tampoco dijo nada sobre la razón inventada para molestarlo. En cuanto a las excusas, esta era particularmente débil, pero Taehyung había querido comprobar a ambos gatos después de que Jungwon y Jay se fueran. Y no era su culpa que Seokjin hubiera sido apenas civil cuando él y Jungwon se habían reunido con él y Jay en la sala. Habían perdido el tiempo con el paquete de expansión de Space Villager, pero era dolorosamente obvio que ninguno estaba realmente en el juego. Ni tampoco era su problema que Seokjin hubiera escapado a su habitación en el segundo que Jay y Jungwon se fueron. Taehyung había canalizado su frustración sobre el obvio desaire, con un par de horas de calificaciones. Ahora solo quería encontrar a su maldito gato e ir a la cama. Solo. Efectivamente, encontró a Eomuk acurrucada en la parte posterior del armario casi vacío de Seokjin. Ella le dio un maullido infeliz cuando Taehyung la levantó.

—¿Qué pasa niña? Los grandes hombres malos se han ido, lo prometo. —Emergiendo del armario, le dijo a Seokjin. —Estoy preocupado por ella. No la he visto en todo el día, y no creo que haya comido. No salió cuando le puse la comida en lata después de que los muchachos se fueron.

—¿Me dejas verla? —Seokjin se levantó de la cama y extendió sus brazos, así que Taehyung le pasó el gato. Seokjin la colocó en la cama y la miró a los ojos, pasó el pulgar sobre su nariz y suavemente corrió sus manos sobre ella. —Sus ojos no se ven enfermos ni doloridos, y su nariz se siente normal. No está aullando de dolor... tal vez ve cómo está mañana, y luego busca revisiones de los veterinarios de San Diego si todavía no come. Pero ya sabes cómo se pone alrededor de los extraños.

—Pero no a tu alrededor. —Sí. Taehyung lo sabía. Y le dolió un poco que Seokjin conociera a sus malditos gatos tan bien pero que pareciera guardar algún tipo de rencor contra él por Dios sabía qué razón. ¿Porque no había corrido detrás de él y en cambio había hablado con Jungwon, uno de sus mejores amigos en el mundo? ¿Porque había necesitado hablar con alguien? ¿Por qué no se había dado cuenta sobre el teléfono antes?

—Bueno, yo soy especial. —Seokjin continuó acariciando al gato, ofreciéndole a Taehyung una sonrisa tímida.

—Sí, lo eres. —La garganta de Taehyung quemaba. —Bueno, uh, yo mejor...

—No te vayas. —Seokjin lo detuvo cuando estaba a punto de levantar al gato. —Ella está feliz aquí. Pero si estás preocupado por ella, podrías dor...

—¿En serio? ¿Fuiste sigiloso a mi alrededor toda la noche y luego me das una razón por la cual podría quedarme aquí? ¿Por qué?

—No soy bueno para hablar. —Seokjin se sentó en la cama al lado del gato—. Todavía le estoy dando sentido a que Jay y Jungwon estén al tanto sobre nosotros, no estoy seguro de cómo me siento.

—No tiene que cambiar nada. —Las palabras se sintieron irregulares en su boca. Jungwon le estaría arrojando algo, diciéndole que no podía seguir permitiéndole a Seokjin que permaneciera encerrado, pero Jungwon no estaba aquí ahora con Seokjin, quien tenía tanto dolor en sus pálidos ojos y cuya boca era una línea casi invisible mientras sus manos temblaban.

—Nada. —Taehyung se sentó junto a Seokjin, tomó su mano—. ¿Y qué si Jay y Jungwon lo saben? Ellos no lo dirán. Y no cambia lo que tenemos en marcha aquí.

Puf. La cabeza de Taehyung golpeó una de las almohadas mientras Seokjin respondía tirando de él en un abrazo, terminando con ambos acostados, Seokjin se envolvió alrededor de él, con el rostro enterrado en su cabello.