𝑻𝒉𝒊𝒓𝒕𝒆𝒆𝒏

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Perfume de Lobo

—Quiero que te acerques. Quiero que chupes su sangre.

Frente a mi estaba María y Jasper, ambos vestidos con ropa de su época. María le susurra a él que me muerda, que tome mi sangre y que chupe.

—Jasper.. —la figura cambio de momento y apareció Victoria junto a él. —Mátala.

Jasper no tardo ni medio segundo y se abalanzo sobre mi.

Abrí los ojos de golpe, estaba en mi habitación con Eddie a mi lado. Me estire en la silla de mi escritorio y él se acerco con rapidez.

—Tu corazón se acelero, ¿que paso? —puso una mano en mi pecho, justo sobre el corazón.

—Estoy bien, solo fue una mini pesadilla. —lo tranquilice.

—¿Estas segura? Pensé que habían quedado atrás después de Volterra. —murmuro sentándose en el sofá del cuarto.

—Solo estoy... preocupada. —me senté sobre él y lo abrace.

—No me mientas. —me suplico mirándome a los ojos. —Puedo leer los pensamientos de tu madre y de Marcus, no has estado durmiendo bien. —su voz salió en un susurro, realmente estaba dolido.

—Edward...

—Basta de mentiras, Evangeline. ¿Sabes como se siente que cada día que pasa veo como intentas ocultar tus ojeras detrás de un poco de maquillaje? —me acaricio el rostro con terminara y apoyo su frente en la mía. —¿Que esta pasando realmente?

—No lo se. —respondí con sinceridad. —No lo se, Edward.

—¿Hace cuanto que no duermes bien?

—Una semanas después de que volvimos de Volterra. —confieso. Él se aleja rápidamente para mirarme, los ojos grandes y oscuros reflejan dolor y preocupación.

—Tal vez si Carlisle...

—Ya lo intento. —lo interrumpí. —Lo llame cuando te fuiste de caza. Me dio varios medicamentos para dormir, pero ninguno funciono. No logre pegar un solo ojos por mas de 30 minutos. —suspire. —Estoy esperando a que llegue el punto máximo de resistencia de mi cuerpo y caer dormida durante un largo tiempo, pero por ahora mi cerebro parece no querer dormir.

—Tu madre esta subiendo las escaleras, ¿Porque no vas a darte una ducha caliente? Iré a buscar el auto y te llevo a la escuela. —asentí con una sonrisa.

Él me dio un beso en la frente, otro en la punta de la nariz y por ultimo en los labios. Desapareció apenas la puerta de mi habitación se abrió.

—Hija, ¿Pudiste dormir algo? —mi madre dejo ropa limpia sobre mi cama y me miro.

—Si, mami. —mentí. —Estoy fresca como lechuga. —mi respuesta no pareció convencerla , pero no dijo nada más.

Me metí a la ducha y deje correr el agua caliente por todo mi cuerpo. Restregué mi cara y deje que todo el maquillaje saliera de mi rostro. Lave mi pelo, rasure algunas partes de mi cuerpo y me puse cremas exfoliantes por todo el cuerpo.

"El no dormir y tener el rostro demacrado no significa que no deba cuidar mi pies."

Al salir de la ducha me miro en el espejo y no me sorprende lo que veo. Las pequeñas ojeras que se formaron los primeros días que no dormí bien se triplicaron de tamaño. Mi mirada se apago un poco, los labios se rompe a cada movimiento y mi piel es mas blanca que de costumbre.

𝙄𝙣𝙨𝙤𝙢𝙣𝙞𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora