II

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Sus ojos podían sentir la luz del sol y también admirar a aquel chico de cabellera oscura y ojos rasgados, era un rostro muy bonito.

Pero no sabía quién era.

Ni siquiera sabía en dónde estaba, solo recordaba que soplo las velas de su pastel de cumpleaños y despertó en aquel lugar.

Se puso de pie rápidamente dispuesto a enfrentar al bonito enemigo que ya se encontraba en frente de el.

–Primero que nada, buenos días, hay que tener educación ante todo, y segundo se que despertar en medio de un lugar el cual creo que nunca habías visto, y viendo un hermoso rostro como el mío, no es normal.

Vaya, creo que se había encontrado con un chico demasiado egocéntrico.

–¿Podrías decirme dónde estoy?

–En el jardín.

–Aparte de eso ¿Lugar geográfico en el que está ubicado tu jardín?

–¿El reino Splendore?

–Oye no soy una persona que se moleste fácilmente, y creo que actúas muy bien, pero estoy preguntando amablemente en dónde estoy y tú solo decides seguir con tu teatrito o lo que sea.

–Todo lo que dices es bastante extraño, estás comenzando a asustarme. Y sabes, el que debería estar molesto soy yo, apareces tirado en medio de mi jardín, pude haberle pedido a los guardias que sacarán tu pequeño cuerpo de aquí a patadas pero creo que hay que hacer otra cosa.

–¿Y que piensas hacer?

–Llevarte con el rey, ya estás cometiendo demasiadas faltas de respeto hacia este lugar.

–Mira, tu solo dime dónde está la salida y me largo de aquí, como si esto jamás hubiera pasado.

–Claro, no hay problema.

–¿En serio?—Felix pregunto con un tono de emoción en su voz.

–Obvio que no, talvez mis padres te dejen ir, pero de igual forma no debes conocer el camino, así que voy a hacer algo.

–No entiendo, oye...

Felix no alcanzo a completar la frase, pues sintió un golpe en la parte trasera de su cabeza, perdiendo el conocimiento.

Otra vez.

Despertar con dolores de cabeza no era algo extraño o nuevo para el, pero definitivamente si hacerlo en un lugar el cual desconocías, sobre todo si este tenía paredes color dorado, un piso bastante bien pulido que incluso podías observar tu reflejo, y con tres personas observandote en tronos del mismo color que las paredes.

Le estaba dando un poco de miedo esto, incluso llegó a creer que se trataba de una mafia o algo así.

Pudo visualizar al chico con el cual se encontró hace unos momentos, espera que hayan sido solo eso.

–Veo que despertaste, quisiera saber tu nombre, edad, pueblo del que has venido y la razon por la cual lo has hecho.

–¿Disculpe? Le dije al joven que está sentando a lado de usted que simplemente quería irme, e hizo todo lo contrario a mi petición.

–Nombre.

Felix solo pudo soltar un suspiro de frustración.

–Lee Félix, y no he sido mandando por alguien si es lo que quiere saber, lo único que tengo bien claro es que desperté en este lugar sin razón alguna.

–Cariño, parece ser de... Bueno tu sabes.

–Lleva al joven y muestrale todo lo sucedido.

–¡Pero papá! ¿En serio vas a dejarlo ir? Después de que claramente está diciendo mentiras. Talvez sea parte del enemigo y lo mandaron para atacar estás tierras.

El arte de un dorado                                 amanecer Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora