Hubo una vez un marinero que señalaba a capitán

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Tan azul, tan amargo, tan sofisticado con mente de tirano, desorientado, desolado, me fui yendo a las orillas del desamparo.

Quién cuidará del ardiente frío de mi corazón, quién mas que yo para deshojar las margaritas de la inocencia. Quién si no eres yo para maquillar las mil y una ausencias.

Paliducho, arrastrando el invierno sin sol, bebiendo lo poco que me dan y no doy. Navegando sin barquito, sino un vasito de licor. Destemplado y fugaz, como esa bala que no dio.

¿Cómo te va a importar alguien como yo, si nunca me has visto llorar por desamor?

Confundido como el soldado que no encontró al regresar a casa la silueta de su mujer. Inusual, como el primer beso amargo de fernet.

¿Qué vas a saber tú, lo terrible que es ser yo? criticándome el no saber amar.

Que por cada gota de desesperación tuya, ¿sabes que? yo me bebí un mar.

Soledad, nunca te abandonaría...Where stories live. Discover now