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Ignorame.

Charles muchas veces era una explosión de sentimientos que nunca sabía predecir. Como antes, como ahora, como tal vez en un futuro, tan impotente consigo mismo al no poder apartar la mirada de ese chico que probablemente no era consiente de su existencia y le importaba un bledo su persona. Escuchando las risas que compartía junto a sus amigos a través de la extensa, a la vez corta, distancia, y viendo como los pliegues de su boca se elevaban con tanta naturalidad que le era sofocante e hilarante. Charles frecuentemente sentía tantas cosas, pero envidiaba la alegría tan vibrante de esa mesa si lo comparaban a él y su desolado entorno.

Toma su bebida con recelo y añoranza. Después de su décimo vaso, el sabor agrio y la textura caliente perdían su degustación con totalidad, y su plan de embriagarse hasta perder la conciencia se hacía más corto. El bartender se acerca a rellenar su vaso sin siquiera pedirlo y le dedica una mirada de pena. Charles lo desprecia por eso, estaba hundido en su miseria por mérito propio, así que no la merece.

Por el rabillo del ojo ve como alguien se acerca hasta sentarse a su lado. Si no fuera porque estuvo mirando demasiado tiempo esa silueta anteriormente, no hubiera podido disimular la sorpresa en su expresión. El brillo en los ojos contrarios era mucho mejor de cerca y se sintió la persona menos capacitada para apreciarlos.

—Si tuviera que adivinar, diría que tus miradas indiscretas son porque buscas algún tipo de pelea —ante las palabras, Charles vuelve a prestarle atención al azabache, percibiendo por primera vez la penetrante esencia alfa—. Dado al hecho de que estoy bastante seguro que no te conozco y sé que nunca te he hecho nada a propósito, lo descartaré. A menos que me digas lo contrario.

El más alto carraspea, antes de hablar, disimulando su nerviosismo vocacional—Lo lamento, no era mi intensión incomodar.

Se endereza en su propio asiento, tratando de parecer lo más tranquilo que se le permitiese. Se supone que él también era un alfa, no debería sentirse intimidado por alguien de su misma casta. Sabe que tuvo que subir su tono de voz en el momento en que el otro recriminó, también sabe que tuvo que irse cuando el otro llegó, mas no movió ni un solo dedo para huir de allí.

—No lo hiciste, no te preocupes. Aunque deberías saber que no a todos les agrada que alguien los observe.

Charles mentiría si le preguntarán que la sonrisa socorrona que se dibujó en el rostro contrario no hicieron que una corriente atravesara todo su columna. Charles mentiría si dijera que no quería tocar esos labios llenos de suspicacia y deseo. Charles también negaría todo porque eso no era correcto. Charles estaba siendo culpable de ese determinante proceso, pero eso ya no importaba. Ahora ya no.

Pasa una mano por su nuca, jugando con los pequeños bellos sobresalientes de ahí y sus labios se fruncen en el debate sobre qué respuesta tendrá más sensatez. No estaba completamente en sus cabales, así que no puede predecir precisamente qué es lo que hará a continuación.

—No eres una persona de muchas palabras, ¿verdad?. —comenta de nuevo, al unísono del tamboreo de sus dedos sobre la superficie de la barra.

—No soy de hablar con extraños. —devuelve arisco, sin ápices de continuar esa conversación sin un rumbo fijo.

El de ojos cafés, que todavía no tenía un nombre dado, y sinceramente no quería preguntar por el, ríe demasiado armonioso para el gusto de Charles. La lengua contraria se desliza sobre sus labios tan quisquillosamente que Charles también quiso pasar su propia lengua sobre ellos. Su garganta pica ante ese pensamiento.

—Para ser alguien que mira demasiado de lejos, pero no de cerca, no me sorprende tu respuesta.

Charles frunce el ceño por el señalamiento y voltea, terminando su bebida. Tiene que decir que le calló desprevenido el comentario. No lo culpa, puede entender la reacción ante su propio comportamiento. El ser descortés no le era un hábito constante, no iba con él, pero no tenía los ánimos para intentar dar una buena cara y estarse mintiendo así mismo era lo único que podía hacer.

—No te estaba mirando a tí-

—¿Entonces a quién mirabas? —inquiere senil.

No se evita el favor de bufar con gracia, sin entender, que después de todo, la sonrisa del contrario le seguía pareciendo demasiado linda de mirar. Tal vez, si hoy no fuera uno de esos días de mierda, le invitaría un trago.

—Es de mala educación interrumpir a la gente.

Y él definitivamente no estaba ayudando a mejorar la situación. Debería callarse y prevenir peores problemas.

—Entiendo. Es bueno que tus padres te hayan educado tan bien.

Su semblante cambia más rápido de la que pensó y contesta tosco sobre la mirada contraria, sus feromonas queriendo volverse amargas—... Fingiré que está conversación nunca la tuvimos y me iré por el bien de ambos.

Ambos seguían siendo alfas al final de cuentas,no estaba en su naturaleza ser considerar dos entre ellos, y le habían molestado hasta cierto punto las palabras. El tema de sus padres era el ceno de su pésimo estado mental, siempre terminaba con malos resultados de por medio. Y aunque no era la culpa del otro, y a Charles se le hacía curioso todo de él, no era suficiente para evitar su disconformidad.

Se levanta dispuesto a marcharse, hasta que un agarre se coloca en su antebrazo y detiene su andar.

—Me haría más bien que te quedaras.

Su ceño se vuelve a fruncir, pero ahora la confusión lo domina. Se queda mirando la mano contraria en su piel, sintiendo el quemar que dejaba bajo su tacto y maldiciendo lo sensible que el alcohol pone a las personas. Si Charles fuera un alfa normal, le hubiera lanzado un golpe por estarlo tocando. Sin embargo, al final sabe cual es la respuesta y también sabe que la persona frente a él era conciente de ella.

Sus pensamientos estaban revueltos, apilados unos sobre otros sin orden específico. El desespero de no entender qué era lo que tenía que hacer lo invade. Se había dicho que ésto no volvería a pasar y ahí iba de nuevo.

—Lo lamento, creo que me excedí en confianza —le dedica una sonrisa serena cuando siente el tensar de los músculos de Charles contra su mano—. Soy Carlos, por cierto. —le extiende su brazos como saludo y Charles cree que todo era mejor cuando no habían nombres de por medio.

Aturdido, duda en si tomarla, pero lo hace, siendo inconscientes de todo el túmulo de caos que desencadenaría esa estrechada.

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Datos interesantes. La jerarquía se divide en:
Alfas, son los de mayor poder y mando. Dominantes para imponer presencia tanto física como mentalmente.
Betas, son como los humanos y su olor no es tan fuerte. Se mantienen en medio del poder y suelen evitar los problemas.
Omegas, son los más "débiles", según las jerarquías. Su olor es más dulce y suave.  Sus facciones o acciones son delicadas y sumisas.

Aclaro que estos son los estereotipos de la sociedad en el omegaverse, así que pueden cambiar en sus características, más dependiendo del personaje.

Lo volví ha hacer todo porque no me había gustado y este quedó como prólogo. Me sigue sin gustar, pero idk.


Lamento los errores ortográficos, espero os haya gustado y besitos en el siempre sucio :³


Dangerous || Charlos ˏˏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora