Dangerous || Charlos ˏˏ

03

No sirve negarlo. ╼┛

Debería aprender a dejar de ignorar a su alfa, no por algo los especialista decían que era la voz de la razón cuando te presentas ante el verdadero golpe de realidad que te da la vida y el dictamen. Pero para Charles, el raciocinio no tenía sentido. En un mundo injusto, él era una pobre alma mortal, sosteniéndose en los límites de la cadena de Andrómeda.

Si tuviera que ser un poco más realista, Carlos sobre pasa sus cabales, de muchas formas en concreto. Lo primero, era un alfa, como lo era él, uno muy lindo y atractivo, y a pesar de estar en pleno siglo veintiuno, los pensamientos retrogenos de algunas personas seguían viviendo en la época del cristianismo. No tenía nada en contra de Dios, pero sus creyentes eran un puto problema para la sociedad. Uno de ellos, Lorenzo.

Sin embargo, el ojigris cayó a los pies de Carlos sin pedir permiso. ¿El problema? Charles no llevaba su celular y no tenía idea de cómo localizarse por calles. ¿El otro problema? Charles consiguió de la insistencia, el número de Carlos –no era un problema, sinceramente–. ¿Y el problema de ese problema? Charles se enamora de la forma en la que uno no se debe enamorar. No es que fuera un maldito psicópata, pero si iba hacer algo, lo hacía bien, y el amor no era la excepción.

“Idiota”, él no dijo eso, aunque debería haberlo hecho.

Es que ni siquiera lo pensó, cuando le insistió que no era necesario acudir a la escuela, porque lamentablemente seguiría existiendo hasta que él de su último suspiro, mas recibió un rotundo rechazo.

Tuvo que irse caminando mientras cargaba miradas sobre sus hombros; los comprende, su aroma estaba combinado mayormente con el olor a alcohol, su cabello asimilaba uno de esos desastres naturales que salen en las noticias, y, requiere de un baño. Pero primero necesita llegar a su casa, lidiar con los reclamos de Lorenzo, imaginar que le decía que se fuera a la mierda y ver que Arthur estuviese bien. Al final se tomaría la hora de Castellano para descansar, porque la maestra estaba casi saliendo de la tercera edad y olvidaba que los había hecho leer el libro de, «Don Quijote de la Mancha» durante cada mes del semestre.

Logra llegar, después de recibir varias señalizaciones sobre la calle de su casa y se da cuenta de la falta de llaves. Obviamente, él no tocaría la puerta para ver a Lorenzo y su cara llena de marcas molestas, por lo que se dirige a la ventana de la sala a abrirla con cuidado de no hacer ruido.

—¿Dónde diablos estabas, Charles?

El ojiverde resistió el impulso de lanzar un gran suspiro cansado y maldecir en el nombre de su hermano. Si su madre lo viera, estaría tan decepcionada de lo que se ha convertido, como seguro lo estaba Lorenzo.

Lo ignora, porque no encuentra fuerzas de lidiar con él y sus acusaciones. Había pasado una gran mañana, lo más probable es que haya conocido la definición de cómo alguien puede ser perfecto para uno mismo, y discutir solo lo arruinará.

—Apestas... —o puede contestar y olvidar que existió este mal trago—No puedo creer que sigas siendo la misma pequeña basura a pesar de la muerte de nuestros padres.

—Guarda silencio —sisea alto, deteniendo la terminación de los gritos, últimamente su entorno se llenaba de esos—. Olvidé mi celular aquí, lamento no avisar. —especula con más calma. Lorenzo abre sus ojos de una forma tan insignificante que le da rabia.

—Me resulta confuso como te niegas a llorar, pero no ha hacer estupideces... Aprende a madurar, Charles.

Tiene razón. Él tampoco era mucho mejor que su hermano mayor, su ignorancia iba más allá de lo que a veces quería aparentar. Fingía que todo estaba en orden, mas su alrededor lo delataba, volviendo remotamente al mismo lugar donde debería encontrar el sentido de su incógnita y aún así ignoraba.