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A Charles le gusta... ╼┛

Charles no sabe en qué situación se metió o qué mal hizo para estar siendo juzgado de frente por ese beta. Solo despertó y al no ver a nadie más junto a él, tenía planeado irse sin decir adiós. Tal vez por eso estaba pasando ese momento desgarrador.

El chico era lindo y físicamente cabía en sus gustos. Si a Charles no le gustaran tanto los alfas, seguro intentaría andar con el. Aún así oliese demasiado fuerte y posesivo para que fuese su propio aroma.

—Carlos. —vocea el de ojos oliva.

El monegasco estuvo escuchando desde hace minutos como gritaba el nombre una y otra vez, pero nunca escuchaba que le respondieran. Sino fuera porque el contrario se veía bastante molesto, ya le habría dicho que la razón a su falta de respuestas era que Carlos, aparentemente, no estaba. Aunque también puede que grite porque cree que es un ladrón y no quiere apartar su atención de él.

Sin embargo, Charles había bebido ayer, lo recuerda como la palma de su mano, o tal vez no lo recuerda del todo, pero su falta de conciencia le hacen entender que sobrepasó sus límites de alcohol. La resaca con la que amaneció tampoco ayudaba y podía sentir como le palpitaba la cabeza, por lo que estuvo apunto de ignorar la otra presencia y marcharse sin más.

El exceso de luz solar le era aún peor. Iluminaba cada parámetro y era abrumador. Empezaba a extrañar lo últimamente tan oscura que era su casa, no le vendría nada mal a su ojos.
Resignado, decide esperar a que todo entrara en orden y estira sus pesados músculos, confundido por lo asustado que el beta reaccionaba a sus acciones.

Charles eleva sus manos en son de paz—No te voy a morder. —bien, eso había sonado muy raro. A Charles se le olvidó que era su vasta era catalogado como de salvajes o por muchas veces actuar con su instinto. No lo culpa, para el otro es un alfa desconocido irrumpiendo en su morada.

El chico estuvo a punto de estampar el bate de béisbol contra él, hasta que las llaves se escuchan en la entrada y ambos no dudan en voltear. Los dos respiran más tranquilos cuando por fin ven al moreno.

—Carlos. —el beta reclama chillon, más impactado que la primera vez que lo vió a él.

Charles frunce la nariz, llegando en un golpe el mismo aroma de anoche. Evita tener que vomitar sobre la alfombra detalladamente afelpada, gracias a la sofocante nueva combinación de olores.

—¿Por qué hay alguien en la casa? —vuelve a hablar, buscando en el anterior nombrado una explicación—. Espero que lo conozcas, porque es un alfa, no tiene camisa y está dejando su aroma. Daniel se va a enojar...

Después de más gritos, la rapidez con la que Charles dejó de ver atractivo al chico le asustó. Se levanta, enumerando internamente la lista sobre lo que debía hacer a continuación: pedir disculpas, dar las gracias e irse. Rápido y sencillo. Lo más probable es que su hermano esté enojado, no llegó a dormir a casa y tampoco le había advertido de ello.

—Puedes dejar de gritar, Lando. —rechista bajo, no entiende porqué si el otro ya había hablado lo suficiente por todos allí.

—Perdóname —responde indignado—. Es que no me avisaste de nada y no es agradable encontrar gente, que en tu vida habías visto, dentro de tu casa. —alega, cruzándose de brazos.

Carlos se coloca entre los dos, y si Charles no estuvieran tan mareado, respiraría más a fondo el aroma de Carlos. En lugar de eso, lanza un bostezo cansado, interrumpiendo la discusión y obteniendo el par de miradas contrarias sobre él.

—Lo lamento, ¿quieres una aspirina? —sinceramente, hasta a Charles le impresionaba la naturalidad con la que actuaba Carlos, pero la cuestión que concretó, hizo amarlo, en realidad su cuerpo le exigía con urgencia una.

Dangerous || Charlos ˏˏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora