Las noches sobre Nueva York en si se veían, como algo sumamente llamativo en todos los aspectos posibles.
Las luces provenientes de la ciudad y sus edificios les daba un estilo mas iluminado y colorido al ambiente de la ciudad en general, desde lejos se podría ver que era una vista que a cualquier persona podía dejar hipnotizada, por ser una especie de belleza totalmente natural.
Eso era justo lo que estaba sintiendo Peter Parker ahora mismo, mientras veía la ciudad desde una de las ventanas de su penthouse de Industrias Parker.
Apenas el día de hoy fue su primera sesión de terapia con Jean Grey, en su interior debía de admitir que si aun estaba algo sorprendido por el hecho de que su vieja conocida de parte de los X-Men realmente se dedique ahora a tratar con la gente de manera psicológica.
Hasta ahora nunca se había dado a si mismo la oportunidad de poder recurrir a algo como eso para poder tratar con todo lo que le molesta ahora mismo, con todo lo que lo ha estado molestando desde ya hace años.
-Supongo que al final si es muy cierto lo que se dice: siempre hay una primera vez para todo. -dijo Peter para si mismo sin quitar la mirada de encima de donde la tenia.
El castaño no tarda en quitar la mirada de la ciudad para luego posarla sobre su mano derecha en la cual tenia algo que ahora mismo le daba una extraña sensación.
Su mascara de Spider-Man.
Ni siquiera entendía el como es que la tenia en sus manos ahora mismo, pero la verdad es que ahora mismo eso era lo de menos.
Mucho era lo que estaba dentro de su cabeza en este momento, la sesión que tuvo hoy con Jean lo hacia pensar en muchas mas cosas de las que el mismo hubiese tenido ganas de tratar.
Mucho de lo que le dijo a la pelirroja era cierto, el camino que el ha elegido ha tenido sus momentos de gloria de eso no ha tenido ninguna duda, pero dichos momentos se han llegado a ver muy superados por las tristezas que ha vivido desde que le toco portar la mascara.
Recordaba que hasta dijo, que si hubiera hecho bien las cosas en todas esa ocasiones, tal vez algunas de esas tragedias se hubiese podido evitar.
Pero si era honesto consigo mismo, ya no sabía que estaba bien a estas alturas.
-Ah, parece que es como un ciclo que sin importar cuantas sean las veces en las que yo lo trate de irrumpir, siempre me termina arrastrando a donde inicia. -dijo Peter para si mismo mientras se sobaba el puente de su nariz.
-Y pensar que no iba a llegar esto, en serio que ya pierdes la cabeza... hermanito. -se escucho una voz femenina que proevenía dese atrás de la espalda del castaño.
Peter por su parte, no pudo evitar que una muy, pero muy leve sonrisa se formara en su rostro, pue sno tardo mucho en reconocer esa voz, una voz que hacia tiempo que no llego a escuchar.
Se da la vuelta y ve que quien acababa de llegar, era una joven mujer de largo cabello castaño que esta atado en una cola de caballo, vestía un uniforme tipo militar de color rojo con placas grises de protección, y sobre el mismo tenia puesta una chaqueta de cuero negra.
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