Diego
- ¡Esmeralda lo vio! Fue a su oficina, ¡necesito el equipo beta aquí ya! – le grité a Jack por celular -
- Enseguida señor
Maldigo el día de tu nacimiento Mario
No te vas a meter con la mujer de mí vida ¡Eso no lo voy a permitir!
Fui de nuevo a la habitación, esto será difícil pero tenía que decirle la verdad a Esmeralda
Al no verla me extraño y preocupo
- ¡Esmeralda! … ¿Dónde estás? – saqué mi arma y busqué en el closet y luego en el baño, cuando escucho las escaleras.
Bajo lo más rápido posible
- ¡Esmeralda!
- ¡Ah! – no me había dado cuenta que le apuntaba con el arma .
Nunca había visto una cara de miedo como la de ella.
Pero a la vez era de horror y… decepción
- Si me vas a matar ¡Mátame de una vez! – Comencé a sentirme mal –
- Yo nunca te haría daño – comencé a sentir un dolor muy fuerte en el pecho.
Sólo recuerdo haberla visto salir del edificio
…
Esmeralda
Corrí lo más rápido que pude , tuve que detenerme frente una cafetería, ya no podía más
De la nada un auto se estaciona en frente de mi y me aparto.
Me horrorizo cuando baja de él el señor Mario
Otro hombre llega de la nada y me toma por la espalda
- Doctora Velásquez, vamos a dar un paseo
- Yo no voy a ningún lugar con usted
- Fíjese que no era pregunta. Metanla – me taparon la cara con una bolsa y ataron mis manos. –
- ¿Quién es? ¿Qué quiere? Si quiere dinero se lo doy todo pero déjeme ir… se lo ruego – comencé a llorar. Si con Rodrigo tenía miedo ahora estoy completamente en pánico –
- No es un robo doctora, es un secuestro
- ¿A dónde me llevan? Por favor no me hagan daño. Se los suplico
- Y yo le suplico que deje de llorar o le volaré los sesos – cómo pude me calmé.
Luego de un tiempo muy largo me bajan del auto y me tiran al suelo bruscamente
- ¿ Dónde están sus modales? No traten así a la doctora – me levantaron. Aún no podía ver nada – llevenla a dentro
- Por favor déjenme ir … - me encerraron en una habitación y me dejaron sola
Sólo pude llorar
No sé cuánto tiempo pasó, el señor Mario entró a la habitación
- ¿ Qué quiere?
- Haber justicia. Usted sabe de eso mejor que yo
- No entiendo – todo mi cuerpo temblaba –
- La verdad no quiero hacerte daño. Pero sí tengo que hacerlo – me horrorice y fui al extremo de la habitación – hoy no te lastimare físicamente, sólo te haré daño con la verdad
- ¿ Qué verdad? ¿ De qué habla?
- De Diego Malvamaro
- ¿Quién es ese? - … joder ¿ese era uno de los hermanos narcotraficantes? . El viejo comenzó a reír - ¿ Qué es gracioso ?
- ¿ No sabes quién es?
- No… se equivocó de persona, déjeme ir se lo ruego
- Bueno, Diego era un gran mafioso, me surtía la mejor mercancía y sólo a él le hacía los pedidos más importantes – no entendía lo que hablaba – se pdia decir que incluso casi llegamos a ser buenos amigos – me mira esperando una respuesta –
- Sigo sin entender… no conozco a nadie con ese nombre
- Pero Diego también un día me vendió con la policía, se llevó mi dinero, se llevó mi mercancía y me atraparon. ¿No te parece horrible? – se levantó y me dió una bofetada muy fuerte - ¡Responde si te hablo!
- Perdón… perdón… sí
- ¡Ya deja de llorar!
- Sí… si
- Y pues como te decía fui a prisión injustamente por su culpa pero no fue suficiente para mi ahora ex amigo Diego, ¿ Sabes lo que hizo?
- No…no sé – no podía dejar ni de llorar ni de temblar –
- ¡Me mandó a matar en la cárcel! Y el muy imbécil falló… y ese fue un herror .. pero eso no se quedó allí ¿Sabes qué más hizo?
- No
- Secuestro a mi mujer y a mi hija . Qué mounstro ¿ Verdad que es de mounstros meterse con la sagrada familia de otros? … Doctora no me obligue a lastimarla, vamos hablando muy civilizadamente
- Sí
- Pero no sólo las secuestro… sabes tenía casi diez años sin ver a mi única hija, y lo último que ví fue un vídeo de su violación – silencio . Él me miró fijamente -
- Lo lamento
- Gracias, realmente creo que lo sientes. Y luego, mi ahora enemigo Diego , asesinó a mi esposa e hija a sangre fría y dejó sus cadáveres por ahí como si fueran perros o menos que eso ¿Estás segura de que no lo conoces?
- Sí.. no lo conozco
- Bueno en este lío no soy tan inocente me tuve que defender de mi agresor ¿Sabes qué hice? – no podia hablar.
Mi mente no podía hacerme hablar. Sólo sentí un golpe más fuerte está vez, tan fuerte que no pude levantarme, él tuvo que hacerlo
- ¡Ya le dije doctora que no quería hacerle daño! Pero me obliga… ¿acaso es masoquista? – me tomó fuerte del cabello y me obligó a mirarlo –
- No… nada no no
- ¿Sabes qué hice?
- No… no sé
- Maté a su hermano. Creo que lo conociste , no sé tal vez… se llamaba Dimitri Malvamaro – maldición – sí , ese mismo Dimitri en el que piensas porque Diego Malvamaro es Rodrigo Ferreira, tu esposo