Él era una persona un poco miedosa. Bah, un poco bastante...
Les decía a sus amigos que era inminente la llegada del fin del mundo.
—Te lo digo en serio, el findel puede ocurrir en cualquier momento, y no estamos preparados en lo más mínimo.
"Findel" era la manera corta de decirlo, porque hablaba tanto de ese tema que si todas las veces decía las tres palabras completas, las frases se les hacían aún más pesadas.
Se pasaba horas leyendo revistas de ciencia, de ovnis, de complots, de política, y hasta de chimentos. Videos, noticieros, redes sociales, no dejaba ningún sitio sin revisar. Estaba convencido que las variantes eran tantas que podía llegar desde cualquier ámbito.—¿Sabías que el año pasado pasó un meteorito por exactamente el mismo lugar donde la Tierra había estado 6 horas antes? Es decir, nos salvamos de la extinción por 6 horas, y nadie lo notó. ¡6 horas! Te digo más: la probabilidad de que te mueras por un choque de meteorito y de que te mueras por un accidente de avión, es la misma, ¿lo sabías? Por supuesto que no, la gente no sabe nada. El findel está cerca, hazme caso.
Incluso, ya estaba preparándose para afrontarlo. Había encontrado una cueva natural subterránea, con mucha vegetación y fauna. De "ensueños" pensaba él. Y allí construyó un refugio de un material rico en yodo, en el cual cada 2 meses llevaba víveres y recursos y lo abastecía por completo. En caso de que estallara alguna guerra nuclear, él podría sobrevivir años allí, esperando que desaparezcan las lluvias radioactivas, por ejemplo.
Sus amigos ya lo tildaban de loco, no sólo de pesado. Se preocupaban mucho, e incluso consultaron a doctores varios. Pero él insistía que la raza humana no estaba tomando en serio la supervivencia, y repetía una y otra vez que no estaban preparados.
Y tenía toda la razón del mundo, ni siquiera él estaba preparado a pesar de todo.
Sin embargo, la buena fortuna (por ponerle un nombre) le jugó una buena pasada. Porque aquel 4 de septiembre de 2023 se levantó por la mañana y se fue directo al refugio a reabastecerlo. Y justo en esos momentos fue cuando, debido a la explosión de una estrella muy lejana, la vida en la Tierra se extinguió casi por completo por la radiación de rayos gama que llegó sin aviso.
Y sobrevivió, aunque no lo crean, pues la lluvia de rayos gama rebotó en la superficie y no inundó esa cueva natural.
Pero lo más increíble de todo fue que, en ese momento en que la vida se extinguía en el resto del planeta, él conoció a esa muchacha que, por casualidades de la vida, descubrió ese lugar y lo estaba explorando.
Primero, se miraron con asombro. A él le parecía muy hermosa. Ella se acercó a él con timidez. Y él también se aproximó a ella, con la mano estirada para estrechársela.
—Adán, a tu servicio. — dijo él, sonrojándose un poco.
—Eva, mucho gusto...
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Tierra de cuentos
FantascienzaLa vida es un misterio, un laberinto de sorpresas y giros inesperados que nos desafía a cada paso. Nunca sabemos lo que nos traerá el mañana, ni cuál será nuestro destino final. Pero en medio de la incertidumbre y el caos, hay una fuerza que nos imp...