17: Clóset.

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—¡Castigada por una semana!—exclamo furiosa

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—¡Castigada por una semana!—exclamo furiosa.

Brianna intenta contener la risa pero falla miserablemente.

Papá está más enojado por mi escabullida que por el novio secreto y aquella llamada repentina de su parte. Hice que el chófer de Jamie me llevara a casa de inmediato, y apenas coloqué un pie en casa, mi padre empezó a regañarme. Katherine trató de calmarlo, funcionó un poco, logró que papá bajara el castigo de un mes sin celular, a una semana.

Razón por la cual no he hablado desde el sábado con Jamie, quien quedó ebrio en el jardín de su casa.

Qué su mamá lo cuide, él no es problema mío.

Hoy es lunes, son las ocho de la mañana y Brianna y yo nos encaminamos a nuestra primera clase del día. Yo tengo química con mi novio falso, ella tiene astronomía con su novio cuernudo.

—Los rumores no tardaron en esparcirse.—comenta ella.—Todos están hablando de cómo conociste a los Flatters.

—No me lo recuerdes.—niego con la cabeza.

—Y de la escena que montaste con Jamie.

Bufo, porque sigo avergonzada por todo lo que pasó.

—Papá y Katherine quieren conocerlo.—suspiro. Nada de esto estaba en mis planes.—Lo invitaré a casa, todavía no sé cuándo.

—Deberías de estar más atenta aquí en la escuela, trata de que no crucen caminos.

—Odio todo.

¿Por qué tengo que estar en la misma escuela donde mi padre es el director?

Por el descuento.

Me despido de Brianna una vez que alcanzo el laboratorio de química. Me preparo mentalmente para tener que soportar a Jamie por las próximas dos horas. Estuve estudiando y haciendo tareas todo el domingo, rellené mi tiempo libre con perfeccionar mi ensayo para filosofía, apesto en esa materia, ya tengo suficiente con mi vida, empezar a cuestionar el por qué de mi existencia solo me llevará a tener un brote psicótico, si es que la situación en la que me he metido no lo hará primero.

Voy directo a mi mesa y veo a Jamie literalmente dormir sobre ella, con la cara escondida entre sus brazos.

—Buenos días.—saludo.

El gruñe como perro.

Parece que todavía tiene resaca del sábado.

Entonces alza la cabeza, dejándome ver su desaliñado aspecto. Su camisa está arrugada, tiene sueltos los primeros dos botones, su cabello es un desastre y ni que decir de su casi inexistente barba.  Aún así, asimilando a un vagabundo, logra verse atractivo. Ugh, lo odio. Acomodo mis cosas a la vez que me siento en el taburete.

Me quejo en voz baja y me pongo los guantes de protección para después proceder con el delantal.

—Ayer dormí todo el día.—me dice con voz ronca mientras estira sus extremidades. 

El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora