El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]

13: Mía.

—¿Te acostaste con tu vecino?

Le tapo la boca a Brianna en cuanto la pregunta sale de ella. Me aseguro que nadie nos esté observando, o peor aún, escuchandonos. Mis mejillas se calientan y de seguro hacen juego con mi rojizo cabello, el cual está recogido desastrosamente con ayuda de un lápiz, me olvidé de traer una goma elástica. Desde que vi a Duane, trato de parecer una persona más decente, así que nada de andar con el cabello suelto y sin peinar.

Quién lo diría.

Yo haciendo un esfuerzo por verme linda.

Hasta me he maquillado.

Que alguien me de una bofetada.

Iniciará a atender Gale High la próxima semana.

—¡Baja la voz!—pido en un susurro, alejando mis manos cuando ella la lame. Hago una mueca de asco, limpiando los restos de su saliva en mi falda

Nos encontramos en el jardín, como siempre, almorzando. 

Acabo de devorar un pedazo de tarta de limón que sobró de la cena de ayer. La cena más incómoda de mi vida. Les hice prometer a mi hermanas no decir nada sobre mi relación con Jamie a papá. Ellas a mala gana aceptaron después de que les hice la vaga promesa de que yo misma lo haría.

Necesito ganar tiempo.

Para pensar en la propuesta de Jamie.

—Esto es digno de un libro, Jojo.—me dice con fascinación mientras come de su poké. Frunzo el ceño.—Triangulo amoroso con el hijo de un conde y tu amigo de la infancia.

—No éramos amigos, realmente...

—¡Y estás a nada de comprometerte con Jamie Flatters!

—No habrá compromiso.—le corrijo.—Él me lo prometió.

—Con lo que he conocido de Jamie hasta ahora, es que es muy malo cumpliendo sus promesas.

—¿Ah sí?

Alzo una ceja.

—No tienes idea.—sonríe de una manera que no puedo explicar a la vez que vuelve a tomar un bocado d su comida. Es como si estuviera recordando algo gracioso.

Mi mente vuela a los eventos de la noche de su fiesta de cumpleaños.

—¿No te gustaba Jamie?

Ella deja de masticar. Se lo piensa unos segundos antes de volver a hacerlo y proceder a tragar lo que tenía en la boca.

—Me gustaba.—admite. Acomoda un mechón de su cabello detrás de su oreja.—Ya no le veo lo encantador ahora que somos amigos. De hecho, no sé cómo pude encontrar algo agradable en él en el primer lugar.

—Ya me imagino que fue lo que te gustó tanto.

Ella finge tener escalofríos.

—Esos fueron tiempos oscuros.