15: Los Flatters.

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Termino por ponerme un vestido blanco básico, me llega a mitad de muslo y es lo suficientemente decente para ir a conocer a los Flatters

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Termino por ponerme un vestido blanco básico, me llega a mitad de muslo y es lo suficientemente decente para ir a conocer a los Flatters. Dejo mi cabello suelto y no me maquillo, solo me pongo un poco de gloss. Tomo una cartera del mismo color del vestido y meto todo lo necesario. Cojo también un cárdigan rosa pastel. Hago todo eso en tiempo récord.

El problema ahora es salir de casa sin que nadie se de cuenta.

Mi primera escabullida y es por un noviazgo falso.

Jamie me explicó que no era una simple cena, sino también una reunión con personas importantes para los negocios de su padre. Eso me hace entender el porqué sus amigos y Sheila están ahí

—¿Qué habrías hecho tú en mi lugar?—le pregunto al cuadro de mi madre.

Ella se queda inmóvil, como siempre. Bueno, tampoco espero a que se mueva o empiece a hablarme, eso sería aterrador.

Logro llegar hasta la puerta de la entrada sin problemas. Salgo de casa y bajo las escaleras, el cielo está oscuro naturalmente a esta hora. Jamie me espera delante de su lujoso carro, yo ruedo los ojos.

No posa su mirada en mi hasta que estoy a un metro de distancia. Sus azules ojos curiosos hacen un recorrido por toda mi figura mientras que yo me contengo a salir corriendo escaleras arriba hasta mi casa.

—Te queda bien el blanco.—comenta, sin coqueteo de por medio.

Yo agradezco ese gesto internamente.

—Vámonos antes de que me arrepienta.—le pido suspirando.

Nos subimos a su auto, saludo a su chófer por pura cortesía. El viaje hasta su casa es silencioso, de hecho, Jamie no abre la boca ni un segundo, ni para hacer sus comentarios pesados y o fuera de línea. Ya estoy bastante nerviosa, escucharlo hablar sólo haría que termine por explotar. Abriría la puerta del auto sin importarme si se sigue moviendo. Sería un buen fin a mí existencia.

No noto que llegamos de lo concentrada que estoy en mis pensamientos suicidas. Observo por la ventana. Una grande reja de metal se extiende a lo alto, varios guardias yacen enfrente, y más allá de esta, logro ver el querido hogar de los Flatters.

Mierda.

Es literal una mansión.

Entro en pánico total y Jamie lo nota.

El chófer habla con uno de los guardias que se acercó hasta el auto. Respiro agitada mientras que mi novio falso coloca una mano en mi hombro, tratando de calmar mis nervios. Las rejas se abren y el motor vuelve a partir, pero se detiene otra vez poco después. Estamos estacionados justo delante de la puerta de entrada. Me da náuseas ver lo grande que es este lugar.

—¿Jojo?

—No puedo, Jamie, no puedo.

Niego varias veces con la cabeza, aferrandome al cinturón de seguridad. Jamie intenta sacarmelo, pero falla en el intento. Me encojo en el asiento.

El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora