Capítulo 3

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EMMA.

     No puedo negar el susto que me dio Luke cuando entró a mi habitación sin ser invitado y verme bebiendo de Anthony. Antes de que siguiera gritándonos me levanté del regazo del hombre lobo limpiando la sangre que estaba en mis labios. Las facciones del Rey eran más que claras, estaba molesto, realmente molesto y sé que esa molestia la iba a desquitar conmigo más tarde, después de que se fuera Anthony.

     Algo que pude notar es que Luke ya no llevaba su corbata negra que vestía y su saco no estaba muy bien abotonado como hace unos minutos.

     Anthony se levantó de la cama limpiando su muñeca que todavía tenía un poco de sangre, tomó parte de mi cadera para posicionarme detrás de cuerpo protegiéndome del Rey que se ubicaba a unos centímetros lejos de nosotros.

     Tenía miedo, no tanto por mí, sino por Anthony. Quería evitar que le hicieran algo a él ya que no fue su culpa, yo acepté su sangre sin quejas.

     —Sólo la alimentaba Luke, no tiene nada de malo en eso, tú no le proporcionas comida siendo su protector así que yo lo hago. —habló Anthony con una sonrisa en el rostro.

     Anthony no le temía a Luke, de hecho está no es su primera confrontación, pero el pánico invadió mi cuerpo, no quería una guerra dentro de mi habitación y que una de las figuras más grandes de la Villa saliera lastimada o herida.

     Luke con rapidez —y sin que yo me diera cuenta— tomó a Anthony para acorralarlo en una de las paredes color blanco colocando su mano en su cuello. El Rey en este caso tiene a su ventaja que es muy hábil, pero el hombre lobo tiene una increíble fuerza. Los ojos del vampiro empezaron a cambiar de un verde a un rojo intenso comenzando a temer por la vida del licántropo. Mis nervios aumentaron cuando los colmillos del rubio empezaron a crecer dejando ver su rostro desfigurado, era un monstruo en estos momentos.

     —Ella es mi prometida y la tienes que respetar, lo que ambos estaban haciendo era traición a su Rey. —Luke nos miró a ambos.

     —No tienes corazón, ¿cierto? Emma moría de hambre porque alguien le quitó el derecho de comer, ¿qué querías que hiciera? ¿dejarla morir de hambre como tú? —espetó Anthony.

     —Lárgate de aquí antes de que me arrepienta perro. —soltó bruscamente a Anthony.

     —¿Por qué?, ¿qué me harás? —lo enfrentó el hombre lobo.

     —No quieres saber. —gruñó el Rey.

     Antes de que Luke pudiera hacerle algo a Anthony, me apresuré a llegar a donde estaba la escena para tomar la mano del Rey y evitar que siguiera lastimado al hombre lobo sin piedad. El licántropo me miró sorprendido por mi acción, pero después me dedicó una sonrisa al comprender que me estaba sacrificando por su bienestar dejando el mío a un lado.

     —Lo mejor es que te vayas Anthony. —susurré.

     Anthony entendió mi mensaje. Caminó sin decir nada sobre la alfombra de piel de oso para salir de mi cuarto dándome una última mirada de pena. Sabía que no se iba a ir sino se aseguraba que estuviera bien, por eso lo tenía que correr antes de que Luke lo hiciera. Se que el Rey por muy malo que fuera no me pondría mano encima, ¿o sí?. No creo. Él jamás me ha pegado.

     Luke soltó mi agarre y caminó por toda la habitación susurrando algo que no podía escuchar y revolviendo su cabellera dorada. Sus ojos volvieron a la normalidad al igual que sus colmillos, pero aun así seguía imponiendo temor en mí. Al parecer estaba frustrado sin saber que hacer, sé que siempre ha detestado que me junte con Anthony, pero lo seguiré haciendo.

EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora