24: Secretos bien guardados

1.1K 135 11
                                    

Irina hizo presión con los pulgares y el rostro de Rodrigo se desfiguró de dolor, arrancándole un suspiro a la fisioterapeuta.

-¿Por qué no me dijiste antes?

Estaban en su consultorio, realizando una sesión de masajes antes de la cena de bienvenida. Habían terminado de entrenar cuando Rodrigo se acercó a Irina para comentarle que durante la practica había sentido una punzada en la parte posterior del muslo, justo en el isquiotibial donde acarreaba la molestia.

El futbolista hundió su rostro en sus manos, la sensación de sentirse expuesto frente a la mirada decepcionada de Irina era sofocante. Ella ni siquiera estaba enojada, solo decepcionada.

-No me quería quedar afuera.- Murmuró.

-¿Quería? Todavía te puedo mandar a tu casa.

El miedo lo atravesó como una descarga eléctrica, poniéndole los pelos de punta. La observó ponerse de pie y retirarse los guantes de látex mientras se dirigía a su escritorio, prendiendo la notebook donde llevaba el registro de las lesiones.

-Tana, no me podes hacer esto.

-Mañana tengo que entregar el parte médico de todos, y los que no están aptos se tienen que ir, Rodri.- Ella no lo miraba, como si le doliesen sus palabras -En estas condiciones no podes jugar un partido completo, no sé si llegas al primer tiempo. Si firmo tu apto médico, estoy faltando a la verdad.

-Tana, esta es mi ultima oportunidad. No voy a tener otro Mundial después de acá.

Irina negó.-Eso no lo sabes, sos joven todavía.

-No, con las lesiones que tengo encima no llego a otro Mundial en estas condiciones.

-¿Y cuales son "estas" condiciones, Rodri? ¿Lesionado y con posibilidad de romperte si te exijo? Si yo te pongo el GPS ahora y te pido que corras tres pelotas largas, te rompes entero.

-Pero no tengo que hacer eso, la puedo llevar tranqui. Nuestra fase de grupos no me va a exigir demasiado y para octavos ya voy a estar bien.- Intentó convencerla, sintiendose cada vez mas impotente frente a la determinación de Irina.

-Estamos en un Mundial, Rodrigo. No podemos dar por hecho una fase de grupos.

Sin embargo, cuando miró hacia arriba y las lagrimas de Rodrigo le dieron la bienvenida, Irina no se sintió tan convencida como se escuchaba. Ella no estaba lista para tomar esa decisión, no podía romperle el corazón a su amigo y compañero, a quien juntó los pedazos del suyo cuando aun estaba sola en Madrid.

-Rodri, si yo firmó tu apto medico, le voy a estar mintiendo a tus compañeros, a mi cuerpo técnico, a Lionel y a toda la gente que confía en esta selección...

-Te prometo que voy a estar bien, Tana. Si me tengo que romper por esta Selección, lo voy a hacer te lo juro, pero no me mandes a Madrid ahora.

Irina se preparó para hablar pero los golpes en la puerta la interrumpieron. A través del cristal observó a Roberto que los llamaba hacia el patio, donde cenarían.

-Che, está la comida, ¿vamos?- les informó.

Rodrigo le dedicó una ultima mirada antes de salir primero, dejándola con su compañero. Roberto no preguntó sobre la seriedad de ambos, sin darse cuenta o simplemente decidiendo no interferir, e Irina lo agradeció internamente.

El patio ya estaba lleno con la delegación ubicándose en sus respectivos lugares, el fuego de los parrilleros se veía a lo lejos y la fresca brisa de la noche inundaba de olor a asado a los presentes. Los jugadores se ubicaron en dos mesas largas, dejando una tercera para el cuerpo técnico. 

fisioterapeuta; lionel scaloni | Qatar 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora