Rescatando a un amigo, miedo al mar, -Te amo, Gege-.

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Xie Lian está en lo alto del faro del puerto Puji, su mirada melancólica se enfoca en la lejanía del horizonte, un mar resplandeciente bañado por el ardiente sol del mediodía. Hace seis meses su amado partió en un barco hacia el salvaje mar, más allá de lo que Xie Lian divisa ahora.

—San Lang, vuelve pronto.

... ... ...

Puji es un pequeño pueblo cercano al mar y tiene un puerto por el que ingresan mercadería para los reinos tierra adentro. Como todo pueblo precario, hay niños huérfanos corriendo por las calles, jugando a veces y en otras molestando a la gente por comida.

—Ey, miren— uno de los niños señala hacia la playa.

Un niño harapiento va arrastrando sus pies hacia el mar, su rostro envuelto en vendas y aun así sin intenciones de mirar al frente. El grupo de niños revoltosos lo rodean, cada uno carga una ramita con las que se supone juegan, pero empiezan a azotar al chico nuevo. Éste no se inmuta, está acostumbrado a este tipo de trato.

—No nos gustan los forasteros.

—Sí, mejor vete de aquí, momia— sonríen con burla.

El niño nuevo no tiene intenciones de quedarse en este pueblo, su plan es poner fin a su vida en las profundas aguas del mar. Sigue su camino, ignorando los insultos, burlas y agresiones de los otros niños.

—¡Déjenlo en paz! — se oye una voz firme y autoritaria.

—¡Es Xie Lian! — exclaman los niños.

El niño forastero en cambio está anonadado, nunca nadie se atrevió a defenderlo antes, ¿quién podría ser esta noble alma que se ha preocupado por él? Se trata de un niño de túnicas blancas y un gran sombrero de bambú en la espalda, un pueblerino cualquiera, pero ante los ojos de Hua Cheng este debe ser un enviado de los Cielos. Xie Lian es el niño "líder", los demás le respetan por su gran fuerza y porque es mayor que ellos. Ahora que Xie Lian ha exigido respeto para el extranjero, el resto de niños deberían tratar mejor a Hua Cheng, ¿verdad? ...Pues no fue así. Xie Lian y Hua Cheng fueron marginados; sin embargo, ellos se convirtieron en amigos entrañables.

Xie Lian vive en una casita de madera deteriorada por las inclemencias del clima a través de los años. El padre de Xie Lian ya está canoso y trabaja tejiendo redes de pesca para los marinos, su edad le impide tejer más rápido, sus manos y sus ojos están defectuosos. Su madre cocina panecillos rellenos para vender. Xie Lian no es bueno ni cocinando ni tejiendo, él vende las redes que teje su padre y los panecillos que cocina su madre, aunque su padre ya lo considera un fracasado.

Xie Lian está aburrido, las redes tardan mucho en tejerse, él apenas tiene once años, a su edad le atraen más los juegos.

—Buenos días.

Xie Lian se alegra un montón, ¡es Hua-!

—¡San Lang! — corre a recibirlo—. ¡Madre, saldré a jugar con San Lang!

La mujer no despega su vista de la comida que está preparando.

—Tengan cuidado— es lo único que le aconseja.

Xie Lian toma a Hua Cheng de la mano y se van corriendo mientras discuten sobre qué harán.

—¿Vamos a la colina? — propone Xie Lian.

—Está bien.

En una cruz calle ambos atoran sus pies en una cuerda oculta bajo la arena, ocasionando que caigan de cara.

—Lo sentimos, Xie Lian, la trampa era para el monstruo de ojo rojo.

—Sí, ¿cómo íbamos a saber que venían tomados de la mano? — son los niños revoltosos.

El mar que nos separó, el mar que nos unió. | HuaLian | - 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora