XXIV - Coming Home

15 0 6
                                    

—Oh... – Hubo silencio antes de que Charles añadiera la última parte de la plática.

—En realidad, me dijo que quería hablarlo al salir.

—¡Oh! Entonces aún hay esperanza.

—¿De verdad lo crees?

—Sabes que si. Trata de distraerte un poco con tu club y después te preocuparas por lo demás.

—... Bien.

—¡Bien! Entonces te veré después. – Jack se fue y por fin dejó que el alfa se retirará.

A decir verdad, toda la discusión en el club le ayudó a dejar de pensar en una posible negativa y centrarse en las opciones que tendría una vez se vieran al final de las clases. Después de horas que se sintieron eternas, por fin la última campanada del día sonó y todos salieron por fin, ya un poco más libres. Charles camino con calma, aunque por dentro fuera una maraña de nervios. Iba a paso lento, casi queriendo evitar llegar, pero eventualmente lo hizo y ahí ya estaba él, con la mirada baja y viéndose nervioso.

Y cuando levantó la vista, se veía tan nervioso y triste que el corazón de Charles pareció partirse.

—Gears, yo... – No pudo decir mucho más antes de que lo tomara del brazo y lo llevará a rastras hasta una zona que estuviera ya sola.

—No te entiendo. – Habló por fin una vez estuvieron completamente solos. —Me rechazas, pero aún así te ves más que miserable cuando me ves ¿Acaso tratas de burlarte de mi?

—¡Claro que no!

—Entonces ¿Por qué? Si no te gusto, lo entenderé, pero también te pido que no juegues conmigo.

—¡Pero es que si me gustas! – Aquel grito desesperado pareció reparar un poco los sentimientos de Charles, pero aún no debía emocionarse.

—¿Entonces por qué? ¿Por qué rechazarme si ambos nos gustamos?

—Porque... Porque simplemente no puedo creerlo.

—¿Que cosa?

—Que te guste... Quiero decir ¿Por qué alguien como tú se conformaría conmigo? Con un... Simple y desagradable recesivo... – A cada palabra que dejaba salir, iba bajando también el volumen, así como su mirada.

Gears se mantuvo en silencio, dejando que su mente comprendiera lo que acababa de escuchar, y cuando lo hizo, solo pudo soltar un "Oh", ya entendiendo el motivo de todo aquel malentendido. Lamentablemente, esa corta palabra creo uno más grande, pues ahora Iceberg estaba dejando algunas lágrimas caer, aunque se esforzaba por ocultarlo.

Charles supo que eso era malo, y tenía que solucionarlo pero su mente estaba en blanco. Se maldijo y decidió seguir un consejo, un terrible consejo, que su hermanastro le había dado. En cuestión de segundos, dió un par de pasos al frente y atrapó al Omega entre sus brazos.

—¿U-uh? ¿Que?

—No llores... – Aquello pareció tener el efecto contrario, pues parecía que Julian se había puesto más emocional. Gears se separó pero está vez para tomar su rostro con todo el cuidado del mundo y juntar la frente de ambos. —Por favor, no llores más... Me duele verte de esa forma.

—¿P-por qué?

—Porque me gustas demasiado.

—Pero yo...

—Julian, no me importan esas cosas. No me interesa que tipo de Omega seas y tampoco me importaría que fueras alfa, beta o ninguno. Me gustas por quién eres, por ser tan inteligente, tan fuerte, tan valiente, tan hermoso... Por ser tú.

ElysiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora