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El día de ayer se me hizo extraño recibir una llamada de Hinata, pidiéndome a Hana para poder salir a un parque de diversiones. Cómo sabía que mi hija aceptaría está salida, ya que ama a sus tíos, les dije que estaría bien y ahora estoy entregando a mi bebé.
—Vayan con cuidado, mañana nos vemos —me acerqué para despedirme de mi hija—. Haces caso a lo que te digan tus tíos —acomodé el gorro que llevaba puesto.
—Sí papá, no te preocupes —su sonrisa relucía.
Subieron y arrancaron el auto y era tiempo de regresar a casa, aunque tenía que alistarme ya que ayer Tsukki me invitó a un lado.
——Flashback——
—Tada, ¿estás bañándote? —escuché una voz al otro lado de la puerta.
—Sí, ¿qué pasa? —abrió la puerta.
—¿Podemos hablar? —asentí— Bueno, como mañana Hinata y Kageyama vendrán por Hana quería ver si querías salir a algún lado —pocas veces hacia esto y me gustaba demasiado.
—Me encantaría, pero tú arreglas los lugares —seguro mencioné.
—Obviamente, déjame todo —me dio un corto beso y salió del baño.
——Fin del flashback——
A pesar de que él tuvo que salir a por algo del trabajo me mencionó que a las cuatro vendría a por mi, todavía quedaba un tiempo pero quería lucirme arreglándome.
Al entrar al cuarto noté como había algo en mi lugar, era una pequeña y colorida caja pero antes de abrirla note como en la parte de arriba se encontraba una nota que decía:
Para Tada:
Buenos días mi amor, perdóname por dejarte en esta situación pero estaba fuera de mi, en cambio, te dejo esto que sé que tal vez podría gustarte. Te veo en un rato, te amo. ♡
Mi corazón se movía sin parar, estaba tan emocionado por esta acción que había hecho mi ojiavellana. Deje a un lado la carta y abrí la caja encontrándome con una muda de ropa que estaba por supuesto hermosa.
Observé y decidí empezar a cambiarme de ropa, sin antes bañarme. Entré con mi toalla y una vela para poder tener una aroma más intenso; el agua que recorría mi cuerpo y la música que ambientaba el lugar me hacía sentir de un buen humor.
Salí, aún con la música, comenzándome a colocar la ropa, me observaba en el espejo y después de un gran tiempo me sentí hermoso.
Me senté en la pequeña mesa que se encontraba en la habitación, donde colocábamos nuestras cremas, maquillaje y perfumes, comenzando alistarme para mi bella cita.
