Amada yo:
Hoy día pensaba en el cuento de la cenicienta, no el de Disney, el verdadero de los hermanos Grimm. Cuando tenía 12 años lo encontré en una biblioteca, pensé que era igual que en la película que conocía de memoria... sorpresa fue la mía cuando descubrí que el padre de Cenicienta nunca la ayudo con su madrastra o sus hermanastras y dejo que ellas la tratarán como una sirvienta. Casi perdí la razón cuando leí que la madrastra era capaz de cortarle los pies de los dedos a sus hijas para hacerles calzar el zapato, no entendí nada. Nunca pude entender por qué alguien se mutilaría para encajar, para ser perfecta para otro.
Eso fue a los 12 años, hoy a mis veinte. Casi lo entiendo. Es lo mismo que sufrimos con mi madre, no recuerdo el sabor de las papas fritas o de las hamburguesas por que los carbohidratos nos hacen gordas y nunca tendremos marido. No recuerdo un día que no haya debido pensar en que hay que ir al gimnasio o hacer ejercicio. Hay que ser perfecta y eso tiene un precio.
Peluquería, maquillaje, ropa de talla pequeña, aunque no encaje en tu cuerpo, no es la talla eres tú.
Y eso es solo el aspecto físico. Debes no opinar, sonríe eres una puta marioneta feliz. Baila si te invitan, recibe la copa si te la entregan. Nunca jamás te niegues, no sabes cuando será el día que una invitación te cambie la vida.
Mi madre, Estela, es una mujer que sufre cada día por tener que criar a dos mujeres. Mi padre la escucha en silencio por que parecen desvaríos de una mujer loca. Creo que yo no le prestó atención casi nunca, considerando que tampoco soy su favorita ni siquiera creo que le caiga bien. Mi cuerpo es un desastre, según ella, mis curvas son gordura, mi pelo es una maraña que necesita ser domada casi semanalmente... sin decir que debí nacer con un cabello rubio que combinara con mis ojos. ¡Maldito Dios, como se le ocurrió hacer eso!
He oído muchas veces que soy una decepción como hija, no entiende como no tuvo dos como Marlen. No entiende como si ambas recibimos la misma educación somos tan diferentes.
Y ahí estoy yo, sin encajar en ningún lugar. No encajo conmigo, no encajo con ellos, no encajo en el mundo.
Además de todo, ni siquiera tengo habilidades superiores. No me gustan las matemáticas, la física o la biología. Ni siquiera podría si quisiera hacerme cargo de las empresas de mi padre, sería una tortura estar pensando en números toda la vida.
Esta noche hay un baile de caridad, lo típico de la gente con dinero. Limpiar su conciencia donando a alguna causa de moda que le haga parecer menos culpables. Al parecer he sido relegada de mi obligación de asistir al baile, accidentalmente a madre se le olvido comprar un puesto para mí en la cena que así no tengo acceso. Creo que después de todo me parezco más de lo que pensaba a Cenicienta. Que ironía, quizás deba esperar a mi hada madrina.
Me digo que no importa, me quedare en casa y hare cosas que solo a mí me gusta hacer. Quizás pueda aprovechar para tomar el auto de mi madre para ir por comida chatarra en el autostop más cercano.
Es viernes, estaré sola... el mundo está a mis pies. Me lo comeré de un bocado.
Por otro lado, en silencio sin que nadie sepa, me pregunto por qué todos están tan enojados conmigo. No entiendo que he hecho para que me repudien así.
No entiendo.
Bueno, así es la vida. Estoy segura que hay otras personas con problemas mayores que el mío. Sin una jaula de oro para sufrir.
Si preguntan por qué empiezo con Amada yo, es porque alguien me dijo que no debía quererme solo por hacerlo... debía amarme, incondicionalmente. Que así, Amada yo... aunque el mundo no vea tus pétalos... yo los veo y te amo, sin medida ni ajuste.
Con cariño,
Con amor,
Con gratitud,
Yo.
ESTÁS LEYENDO
En la isla, te espero.
RomanceAlba vive la vida con calma, se fue a vivir al fin del mundo para escapar. Odia las mentiras, ellas la destrozaron en el pasado. Ha construido una vida perfecta, una casa pequeña cerca del mar, un jefe que la ha ayudado a adaptarse en su trabajo en...