Capituló Cinco: Reciban Lo Que Él Ha Prometido.

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Ambos adultos corrían por los grandes pasillos de esa escuela privada.

En cuanto Izuku terminó la llamada ambos se levantaron encaminándose lo más rápido que podían hacia donde estaba Kota.

Izuku soltaba feromonas de preocupación, angustiado empezó a correr importándole poco si había gente caminando en ese pasillo.

Necesitaba llegar a donde su cachorro estaba.

Pudo verlo rodeado de adultos enojados que lo regañaban y miraban mal, mientras Kota mantenía la cabeza agachada.

-¡Kota!- grito llamando la atención de todos, pero Izuku los ignoro completamente, se concentró en un lastimado Kota que volteo a ver a su mamá.

Aventó su bolso al suelo y se agacho a la altura de la silla.

-¿Kota estás bien?¿qué pasó?¿que te hicieron?- hablo rápidamente revisando a su cachorro.

Kota tenía varios moretones en sus brazos, labio, además de rasguños, su pelo desordenado al igual que su uniforme que estaba un poco roto.

Con delicadeza abrazó a su cachorro que temblaba ligeramente, estaba asustado, Bakugou no se quedó atrás y abrazó a ambos peliverdes soltando su aroma protector marcándolos.

Kota no pudo más y rompió a llorar en brazos de sus padres.

Aunque Kota siempre mantenía una actitud de "rebelde" y de niño grande, la verdad es que aun era un cachorro que buscaba la protección de sus padres omega y alfa.

-Estoy aquí, tranquilo- susurro Izuku mientras acariciaba esos puntiagudos cabellos y soltaba su aroma que se mezclaba con el de Bakugou.

Kota se calmó con el aroma de ambos, solo gimoteba de vez en cuando.

Cuando se calmo Izuku empezó a revisar sus heridas para ver la gravedad de la pelea.

Miro triste a su pequeño.

La razón de la preocupación de ambos era porque Kota es un alfa dominante.

Los alfas dominantes suelen ser más volátiles y peligrosos de los alfas normales, y más aún cuando son pequeños y no saben controlar esos impulsos mas primitivos, si no era educado correctamente y no se le enseñaba a cómo controlarse podían volverse peligrosos ante la sociedad.

Haciendo que sean un peligro tanto para ellos como para otras personas.

Por eso era importante en esos casos que los cachorros alfas dominantes tengan a una figura paterna, una figura de autoridad, porque así tiene a alguien a quien respetar y seguir, eran como un líder para el joven alfa inexperto.

Kota desde pequeño no tuvo esa figura de autoridad, ya que solo sentía desprecio y miedo a su padre Tomura, lo que causaba que sea más inestable con sus instintos, ya que no veía a Tomura como alguien a quien respetar, solo llegaba a controlarse un poco por su madre y hermanos.

Causando que cuando cumpliera una edad donde sus impulsos sexuales sean más fuertes, que podían iniciar desde los doce, no habría nadie quien pudiera controlarlo, podría desde violar hasta matar.

Allí es donde entraba Bakugou, él era un alfa dominante adulto, que desde que llegaron a vivir con él y ser de su manada, Kota empezó a verlo como alguien de autoridad, respetándolo como el líder.

Además de verlo como un padre.

Bakugou era el que le enseñaba cómo controlarse y suprimir esos impulsos.

Por eso era que está pelea no había llegado a más.

Izuku miró a la cara a su cachorro que aún mantenía su vista en el suelo -¿puedes decirme lo qué pasó?- hablo gentilmente pero recibiendo una negativa de Kota.

El Arte Del Cortejo (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora