Y así fue pasando el tiempo hasta que los gemelos estaban cumpliendo 14 años, Ayla no se presentó a ninguno de sus cumpleaños pero de vez en cuando hacían llamada y se saludaban pero ella siempre faltó, haciendo que Bill se sintiera mucho peor que su gemelo.
—¡Feliz cumpleaños a ustedes! — aplaudieron sus padres y sus dos amigos Gustav y Georg porque ellos no tenían más amigos, ni del colegio, siempre recibieron bullying por ser una familia de bajos recursos y por ser diferentes, bueno, quien recibe más bullying es Bill.
—Gracias, mamá. Gracias, papá. — dijo Tom yendo a abrazarlos.
En cambio Bill, él simplemente suspiró y se sentó en el pequeño sofá que tenían en su humilde casa.
—¿No estás feliz? Ya tienes 14 años. — le dijo alegremente Gustav.
—No estoy feliz, quiero a Ayla aquí, se olvidó de mí y de mi hermano, ya no nos tiene en cuenta y nunca lo tendrá. Siempre sus padres ponen de excusa su maldita enfermedad pero estoy cansado de esto. —lo último lo dijo en voz baja con seriedad.
—Hijo, ven y come de la tarta. -pronunció su padre.
—No quiero, no me apetece.
—¿Qué acabas de decir?
—Que no quiero, no me apetece comer de esa tarta. Gracias por todo pero no me apetece NADA. —se levantó del sofá y se fue a su habitación.
Todos soltaron un suspiro y así tuvieron que lidiar siempre con este chico y sus cambios de humor, y todo por esa linda chica que no tiene culpa de tener una enfermedad genética.
Ese mismo año, en el mes de diciembre, a ellos les ofrecieron un contrato para tener una banda la cual prometieron que iban a ser famosos, sus representantes aceptaron y su carrera artística estaba por comenzar.
Enero, primer mes contratados.
—¿Cuál será el nombre definitivo de la banda? —preguntó Georg.
—Tokio Hotel. —dijo Bill mirando su libreta mientras dibujaba una hermosa flor.
—¿Por qué ese nombre, Bill? —esta vez preguntó el manager de ellos.
—Porque amamos Japón, yo mucho más, y pues sería la capital, también porque somos una banda que será reconocida y tendremos muchas giras, donde estaremos en distintos hoteles...—se mordió el labio nervioso.
—Me gusta la idea, te apoyo. —dijo Tom agarrando la mano de su hermano, calmando sus nervios.
—Perfecto, se lo diré al encargado de todo y en unos minutos les traigo respuesta. Bien hecho, chicos. —terminó el manager saliendo de la habitación.
Ellos sonrieron y miraron a su líder, Bill, el cual miraba una pequeña foto en su mano.
Aquella foto le traía muchos recuerdos, fue cuando por primera vez estuvo muchas horas con Ayla y empezaron a improvisar un baile para navidad, un baile que nunca hicieron porque ella se enfermó. Foto que le recuerda la última navidad bonita que tuvo con ella, en la que...
—Bill, deberías de olvidarte de ella. —habló Gustav.
El nombrado lo miró y suspiró bajando la mirada al sentir un gran nudo en su garganta, sus ojos se aguaron y rompió en un sollozo, uno que destrozó a todos, en especial a su gemelo. Tom lo abrazó y le acarició la espalda.
—Estoy aquí, nunca te dejaré solo Billy, pero por favor no sufras más por ella...me duele verte así. —le agarró el rostro con ambas manos y dejó un beso en su frente.
—Tom, la a-amo. —más lágrimas resbalaron por sus mofletes, causando más dolor.
—Lo sé, lo sé. —suspira— ven aquí, hermanito. —lo abrazó de nuevo sintiendo como aquel lloraba.
Una lágrima cayó en aquella foto mojando el rostro de Ayla, dejando la foto menos visible. Aunque por otro lado estaba ella, en una camilla dormida recibiendo tratamiento para aquella enfermedad sin nombre la cual le estaba haciendo sufrir cada día y le restaba horas de vida.
Su madre y su padre la miraban con dolor, más de 3 años luchando por su hija y no veían cura, los médicos sólo le decían que si ella seguía con el tratamiento duraría más tiempo, pero la cura de esa enfermedad era un trasplante de corazón, sólo eso.
—Amor, te juro que no puedo ver a mi hija así, no puedo. —habló la madre de Ayla con los ojos cerrados mientras era abrazada por su esposo. —Ella es muy importante en mi vida, y si llega a pasarle algo me muero...
Su esposo no hizo nada más que brindarle apoyo emocional porque en el fondo él estaba sufriendo demasiado, porque todo era su culpa, sus padres murieron de esa enfermedad al igual que algunos de sus primos y tíos, ahora estaba en riesgo su hija y no sabía qué hacer.
Una enfermera entró a la habitación y se acercó a Ayla, la revisó y suspiró mirando a los padres de la menor.
—Tengo algo que comentarles.
—Dígame, ¿qué le pasa a mi hija? —preguntó aquel padre preocupado y cansado.
—El médico me comentó que la niña podrá aguantar hasta los 18 años aproximadamente, y si a esa edad no recibe un trasplante, lamentablemente ella quedará debilitada hasta...morir.
—No...—se escuchó un fuerte llanto, fue la madre de Ayla.
—Lo lamento tanto, señores, de verdad. Hemos buscado la manera de curarla y se ha descubierto que esta enfermedad no tiene cura, solo se puede salvar a la persona por un trasplante. —una lágrima resbaló por su mejilla secándola rápidamente.
—¿No les han dicho nada sobre el hospital de trasplantes?
—No hay corazones con las características que su hija necesita, no se encuentra ninguno. Seguiremos buscando hasta encontrar el indicado, le prometemos que ella seguirá viviendo —miró a Ayla y luego a sus padres — compermiso.
La enfermera se retiró y dejó a unos padres con el gran sufrimiento de ver a su hija en tal estado.
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El regalo || Bill Kaulitz.
Romance《Siempre habrá esa persona que dé la vida por tí, esa persona que haga lo que sea para verte feliz, así sea arriesgando todo. Y sí, la hay, esa persona existe.》 🏅#8 - Regalo. • Historia ORIGINAL y PROPIA (basada en hechos reales) • En caso de plagi...