VI

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Al fin me digné a aparecer en el café, al entrar, mi mirada no buscó la tuya, fui a comprar mi café y me senté leyendo mi libro; pasaron unos diez minutos y apareciste al frente de mi, tomaste asiento y dijiste «¿por qué no habías venido?» me sorprendió bastante tu pregunta, si te soy honesto, no pude verte a los ojos, así que con mi cabeza baja dije «bueno, he estado ocupado», me miraste por unos segundos y pronunciaste con tus labios carnosos «no te conozco y sé que me estás mintiendo, sonará muy ridículo pero extrañe tu presencia en este lugar», no pude evitar impresionarme más de lo que estaba, por fin te miré a los ojos y dije «yo también te extrañé en nuestra cita, el sábado en la noche, la cual nunca llegaste» tus ojos se abrieron como platos, «lo lamento, ese día tuve un compromiso y no tenía tu número para avisarte» tomé una hoja de papel y le escribí mi número y me levanté de la mesa sin decir nada.
Al salir del local me perseguiste, ya estaba entrando en mi auto y gritaste «mañana en la noche estoy libre ¿puedes?» asentí mientras entraba en mi auto.
Parecía tan neutro mientras hablaba contigo pero en realidad, mi corazón estaba palpitando a 5000 km/h.

Caitlyn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora