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Las tengo a buen precio señor aunque que veo el dinero no será un impedimento para usted, mire son tres sirenas hembra, aunque aparentemente son chicos su género es femenino, podría iniciar su propio harén, a pesar de ser aparentemente jóvenes esas dos que se pegan al más adulto, ya están listas para ser preñadas, solo debe sacarlas del agua dejar que se escurra toda el agua de su cuerpo y tomarlas en su cama, son una especie muy fértil, en todo el mundo no haya criaturas más ploriferas que las sirenas.

Yibo se crispo por el comentario del vendedor, cuando volteo a ver a los niños, dentro de la pecera noto el terror en ellos, vio como el más grande los arropaba contra su cuerpo, les decía algo que el no podía descifrar por estar de este lado del cristal, cuanto pide por ellas, dijo el hombre al comerciante, pidió dos millones por cada niño y 10 por el adulto.

El Wang como buen negociante, de inmediato lanzo el contraataque, le doy ocho por los tres, creo que están en muy malas condiciones, no se ve que vayan a sobrevivir, además sus gastos de manutención serán altos, no creo que con todo lo que hay que acondicionar para ellos, vaya a poder venderlos a mejor precio, afirmo el hombre.

El otro solo pareció decepcionado, cuando vio a ese hombre claramente rico e interesado creyó tener una venta fácil y muy lucrativa, pues en realidad lo más aue habían ofrecido por ese trío eran dos millones, los habían devuelto un montón de veces, una de esas veces los compro un coleccionista, los quería para exhibición en su casa, desafortunadamente uno de los invitados trato de sacar a uno de los pequeños de la pecera y arranco gran parte de la melena del niño, por lo que el mayor quien siempre cuidaba de los pequeños se le fue encima al hombre arrancado una oreja y casi sacándole un ojo con sus finas uñas.

En otra ocasión llevo el dueño de un club multiespecies para entretenimiento pero tampoco resultó muy lucrativo ya que tubo que indemnizar a varios de sus clientes por golpes cortes y perdidas de algunas partes de su cuerpo, lógicamente los peces no se fueron ilesos, cada que fueron devueltos traían nuevos golpes, magulladuras y su hermoso cabello cada ves más maltrato.

La última ves se los llevo una mujer pues quería que su esposo tuviera una experiencia con otra especie para ver si podría procrear, pues con ella ya llevaban años de casados y hasta ahora no habían podido tener descendencia, el hombre termino en el hospital con muchas de sus huesos rotos ya que el adulto había defendido a capa y espada a sus hermanos, en resumidas cuentas lo unico que le quedaba al comerciante era aceptar la oferta eso era más de lo que el había esperado.

Si quiera deme los 10 que pido por el adulto,  le obsequio los más jóvenes, debatió el vendedor aún no se resignaba del todo a perder la oportunidad de ganar una contienda contra ese hombre, que a leguas se notaba tenía para eso y más, lo vio bajarse de un auto de esos que parecen traídos del espacio, su traje era de los confeccionados a medida y personalizados, su apariencia decía soy rico y que??? Y los accesorios que traían puestos desde luego gritaban opulencia.

Bien que tenga excelente suerte con su venta, creo que mejor iré por acá, de este lado ví una mujer dragón muy linda más que este ejemplar que de tanto maltrato, ya hasta su cabello perdió su brilló, concluyo el wang alejándose de la vitrina para seguir su camino, el comerciante no sabía si gritar o dejar que el hombre se marchara, se debatía entre si detenerlo o dejarlo ir, al final se decidió a gritarle para que se llevará esa pesada carga de una ves.

Después de ser detenido por el negociante, Wang Yibo sintió otra ves esa cosquillitas en su interior, esa se sensacion de placer que hacia mucho tiempo no sentía, por muy bien que le fuera en los negocios, por muchos contratos que cerrará o por muchas inversiones que logrará, así que sonrió para el mismo, dió la vuelta y regreso hasta donde lo llamaban.

Diga usted fino caballero, se dirigió al contrario, lleveselos deme los ocho millones que ofrece por ellos, afirmo el vendedor estirando la mano para cerrar el trato, fue un placer hacer negocios con tan fina persona tomo la mano del tipo y saco su tarjeta de pagó, el otro la tomo y casi al instante regreso con una libreta vieja que contenía la información necesaria, para cuidar y dar atención médica a las sirenas.

También venía su dieta y los nombres que les habian asignado ya que no sabían cuál era el real, pues las sirenas no hablan con nadie que no fuera de su especie o que ellos sintieran la confianza de hacerlo, eran una raza bastante desconfiada, por obvias razones.

Mi princesita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora