Capítulo 4

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Sin más empezaron un largo camino colina abajo el cual fue ligeramente incómodo para la peliblanca ya que al ella no estar acostumbrada a las sandalias, pero su cuerpo sí, se le hizo muy raro el contacto de sus pies con el material de la sandalia.

Según avanzaba se logró divisar más y más gente en el lugar, personas las cuales igual que ella poseían ropas tradicionales y una sonrisa amable plantada en el rostro, sus claros ojos vieron con detalle cada tienda y hogar por el que pasaba adelante, habían niños pequeños corriendo de un lugar a otro, parejas casadas paseando y ancianos teniendo una pelea intensa en un juego de mesa los unos con los otros, esta perspectiva le hizo sonreír ya que al ella vivir tanto tiempo en una gran ciudad no pudo apreciar este tipo de paisajes nunca.

- ¿Está recordando algo? -la chica que se estaba encargando de guiarla entre la gente la miraba insistentemente, esperando que le diera alguna respuesta positiva.

- Tal vez... ¿Siempre me gustó salir?

- ¡Si si! A usted siempre le gustaba venir al pueblo para comprar kimonos nuevos y accesorios carísimos.

Esa no era la razón del porque su concentración estaba fija en las personas, eran los sentimientos y emociones que estas proyectaban lo que hacían que su corazón se sintiera tan cálido y lleno de emoción al encontrarse en ese lugar, no podía evitarlo, era doctora y ver a tanta gente feliz y saludable causaba tranquilidad en ella.

- Primero iremos a la tienda de la señora Akiko a por collares y pulseras de jade, tiene las más hermosas de la región.

Tomándola de la mano fue arrastrando a la chica de piel blanca para poder cruzar el pueblo, llegando así a varias tiendas que no vendían nada más ni nada menos que kimonos y joyas de las más caras del lugar.

A Reyna realmente no le importaba para nada lo que con tanto esmero trataban de venderle, casi podía escuchar las mentiras de la vendedora a 3 cuadras del lugar, todo para lograr que se interesara en la carísima tela y bordado del objeto. A penas tuvo oportunidad logró escabullirse y liberarse tanto de su nueva compañera como de la vendedora de ropa.

Al verse finalmente libre pudo apreciar el pueblo por su propia cuenta, tratando de hacer lo posible para no desconcentrarse y terminar perdiendo el camino de regreso a casa, aunque algo muy dentro de ella le decía que tarde o temprano la iban a terminar encontrando, incluso si se perdía.

Entonces le llamo la atención el cartel colgado en una de las muchas tiendas, exactamente el mismo que contenía su propio apellido como nombre

''Farmasia Takahashi''

Veo que no tienen mucha creatividad para los nombres

Rió internamente y con paso decidido entró al lugar, logrando así apreciar una vez estando dentro como es que menor gente frecuentaba el lugar en comparación con otras tiendas, sin embargo la gente que se encontraba ahí parecía ser en su mayoría médicos o auxiliares, aunque claro, habían ciertas personas que venían por cuenta propia y conocimientos empíricos.

Los estantes se encontraban en las paredes y pequeñas plantas se encontraban decorando ciertas esquinas del lugar, las paredes tan blancas como podían ser y un cierto olor a hiervas era lo que inundaba en el lugar, Reyna pasó sus manos por encima de las plantas que eran exhibidas en los estantes, reconociendo algunas en el proceso, si bien no era la mejor estudiante de herbolaria, si conocía muchas de esas hiervas por su propia naturaleza medicinal.

- ¡Por favor tiene que ayudarme!

Una exclamación que venia directamente de la parte donde se efectuaba el pago de la compra fue lo que llamo la atención de la protagonista. Una persona vestida completamente de negro y con un pañuelo en la boca fue la que grito de tal forma, parecía necesitar insistentemente ayuda con algo, o al menos eso fue lo que sus ojos reflejaron.

Cambiando la historia | Kimetsu no Yaiba / Demon SlayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora