Capítulo 1

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El aire puro inundaba sus pulmones, haciéndole sentir como si todas las cadenas que en algún momento le retenían fueran rotas son tanta facilidad que era difícil de creer.

Los ojos ámbar de la peliblanca se mantenían cerrados pero a través de sus parpados podía ver muchas luces moviéndose constantemente, tal vez era el movimiento constante que hacían los árboles al tratar de ganar una batalla contra el mismísimo viento, pero siempre perdiendo en el acto. El sonido de las aves y las hojas cayendo al piso era casi poético al igual que todo lo que estaba a su alrededor.

Este no era el tipo de cosas que podías apreciar en una ciudad tan grande como lo era Madrid. Esta magia del bosque y el campo solo podría sentirse en un lugar donde el ser humano no hubiera pasado tanto tiempo.

Reyna no tenía ni idea dónde estaba en ese momento, ni siquiera tenía idea de cómo lucia ella misma, los únicos datos que tenía sobre ella era que tenía un hermoso cabello albino cayendo por abajo de su cintura, y un aparente kimono cubriendo todo su cuerpo. No sabía que año era ni donde se encontraba, pero al ver sus prendas y reconocerlas asumió que se encontraba en alguna parte de Asia, casi seguro que era Japón.

Pero realmente Japón no se ve así ¿verdad?

Había estado antes en Japón, más explícitamente en Tokio, le había gustado tanto el lugar en su vida pasada que cuando se dio cuenta que tenía que volver a su país natal se puso a llorar como una niña pequeña en el hotel. Ella conocía Japón, claro que si, y esto exactamente no parecía el Japón que ella conocía, al menos no el de su época.

Abrió sus ojos lentamente, mientras sus pupilas se acostumbraban a todo el brillo de su entorno, con cautela dio unos pasos lentos hacia al frente, ella simplemente había aparecido en una mansión en medio del bosque, no estaba ni segura que ese lugar fuera su hogar o el hogar de la persona dueña real del cuerpo en el que estaba.

Pudo distinguir a la lejanía como el ambiente natural era reemplazado por pequeñas casas que se veían a la distancia, era una aldea. Se sorprendió de la antigua arquitectura que tenían las casas, incluso estando a una distancia bastante grande, pudo darse cuenta de como es que muchos (por no decir que casi todos) de los hogares estaban hechos de madera y materiales rústicos, algo que realmente la sorprendió, debido a que en su anterior vida ella tenia que usar constantemente lentes de contacto con medida para tratar con su miopía.

Se giro sobre sus propios pies para poder volver al lugar donde había abierto los ojos, su nuevo hogar aparentemente.

Este, al igual que todas las casas que vio hace un minuto era hecho de material noble y precario, sin embargo su hogar parecía gozar de algunos (muchos) lujos de más, esto mismo se notaba en el pequeño jardín de estilo japonés que estaba perfectamente decorado con una fuente y hermosas flores moradas colgando de arboles altos, también había un pequeño balcón en el primer piso, el cual daba vista directa hacia este hermoso jardín.

Entonces le surgió una pregunta directo a la cabeza.

''¿Tendré una familia?''

Es cierto que ella se había despertado en ese lugar hace tan solo poco antes de una hora, sin embargo no había reparado en personas, ni si el lugar era habitado por alguien más. Ella directamente después de abrir los ojos y recordar todo lo que había sucedido salió a tomar aire, casi escapando del lugar donde había aparecido.

A penas sus pies tocaron el suelo de piedra perfectamente alineado que cruzaba todo jardín sintió como alguien se acercaba corriendo por detrás de ella, entonces todos sus sentidos se alertaron.

Fue solo un instante de silencio, ella se movió ágilmente, un cuerpo salió volando hacia ella, el cuerpo cae en seco al suelo, ella se gira, entonces logra divisar a una joven muchacha de no más de 15 años gemir de dolor en el suelo, la caída había sido dura a pesar de haber caído en el césped y no en el material de concreto.

La muchacha se levanto del césped en un solo movimiento, sacudió la tierra en su kimono y se acerco lo suficientemente a la peliblanca como para poder tomar su mano con fuerza y mirarla con ojos brillantes por las lagrimas que amenazaban salir.

- Ugh... ¡SEÑORITA REYNA! ¡NO SABE QUE TAN PREOCUPADA ESTUVE!

Una joven había sido la misma que se había abalanzado contra ella, Reyna ladeo su cabeza en busca de saber cual era el nombre de la muchacha que ahora mismo se había dedicado a regañarla como si fuera su madre.

- Disculpa que te interrumpa, pero... ¿Quién eres?

La morocha se quedo en blanco y miro a su ama, tratando de encontrar alguna pisca de burla o broma en sus ojos, sin embargo al no encontrar absolutamente nada más que curiosidad se llevo la mano a la boca y empezó a sollozar sonoramente, provocando que Reyna la mirara preocupada y al instante buscara torpemente alguna forma de hacerla dejar de llorar, cosa que obviamente no funcionó y que cada minuto que pasara ella llorara más y más fuerte.

- Azumi, deja de llorar, estás haciendo que mis oídos duelan -una tercera voz habló-.

- Pero es que la señorita... ¡LA SEÑORITA NO ME RECONOCE!

- Puede que aún esté confundida por el golpe, deberías hablar con ella en lugar de estar chillando de esa forma.

La persona que se había acercado a salvarla era un chico de cabello negro, mismo que parecía estar familiarizado con la situación, como si no fuera la primera vez que pasaba algo así.

- Disculpa, yo...

- Señorita Reyna, lamento mucho este inconveniente, Azumi a veces no sabe controlarse. ¿podría decirme por favor cómo se encuentra?

- Me siento bien, sin embargo mis recuerdos son confusos, no tengo idea de quiénes son ustedes o que hago aquí...

Si bien la peliblanca sabía la realidad de que ella nunca fue la dueña del cuerpo, lo mejor era adaptarse a la situación y no hacer ninguna acción que cause una sospecha mayor.

El chico pelinegro pareció meditar la situación durante unos segundos antes de responder.

- Me llamo Katashi y ella es Azumi, como puede ver ambos servimos para esta mansión y su patrón.

- ¿Patrón?

- Su padre, señorita.

- Ya veo... ¿Qué hay sobre mi?

- ...Su nombre es Reyna Takahashi y usted esta cerca de cumplir 17 años.

El silencio se apoderó del lugar, solo siendo roto por los intentos constantes de Azumi de respirar con normalidad. Reyna estaba procesando la cantidad de información que le estaban dando a una velocidad increíble, aún así había algo que la estaba molestando como si de un mosquito se tratase.

- Por cierto... ¿En qué época nos encontramos?

- ...Veo que el golpe fue demasiado fuerte, tengo que avisarle al patrón sobre esto.

- ¡No! ¡Espera!

A pesar de haber logrado convencer al joven de que por el momento no le dijera nada a su supuesto padre con la vaga excusa que le gustaría ser ella misma quien le comunique sobre su situación, no logró saber con certeza en qué época se encontraba.

- Debería regresar a sus aposentos, el patrón la ira a ver a penas le comunique que ya ha despertado.

Asintió con un leve movimiento de cabeza, omitiendo completamente el hecho de que había olvidado el camino de vuelta a su habitación, sin embargo antes de que pudiera siquiera preguntar sobre esto, el joven sirviente se giró y se retiró del lugar de forma rápida, sin dar oportunidad alguna para que ella pudiera decir algo.

Supongo que yo misma tendré que encontrar el camino.

Suspirando y con ese pensamiento en la cabeza tomó el kimono que iba arrastrando y con toda la decisión que pudo juntar empezó su andar, sin embargo no pudo ir mucho más allá ya que un suave murmullo la detuvo en seco.

- Periodo Taisho.

Entonces su cabeza dio una punzada.

Cambiando la historia | Kimetsu no Yaiba / Demon SlayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora