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¿Qué tengo que hacer para acabar con las tinieblas?
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Era irónico como, a pesar de haber querido evitarse por lo que restaba de vida, Jimin y Jungkook terminaron sentados uno frente al otro en la misma mesa.
El corazón del omega no dejaba de latir aceleradamente, algo inevitable porque se había puesto nervioso. Jimin hubiera preferido haber tenido tiempo de arreglarse siquiera, mas apenas cerró la puerta cuando el abuelo apareció detrás de él gritando que qué estaba haciendo con su supuesto regalo, y terminó abriendo de nuevo e invitando a Jungkook a pasar.
Jimin quiso hacer un berrinche. No dejaba de pensar en que quería desaparecer del comedor mientras mantenía su expresión enfurruñada y sus brazos cruzados, a pesar de que sabía que aquello era de muy mala educación.
—¡Me sorprende lo mucho que has crecido! —decía Seojoon, que estaba encantado mientras charlaba con Jungkook, y en cambio le pedía a Jimin con la mirada que dejara las niñerías y fuera amable de una vez por todas. Por supuesto, el omega se mantenía reacio a obedecer—. Jimin no suele ser arisco con los invitados, es solo que saber que volverías a Corea lo tomó desprevenido. ¿Cierto, Jiminnie?
—No —gruñó Jimin—. Sus padres me lo informaron en una carta, entonces no estaba para nada sorprendido.
El abuelo sonrió forzadamente, girándose otra vez hacia Jungkook.
—No le hagas caso, él está más que feliz de verte. —Con un gesto de su mano, el alfa mayor intentó despejar el ambiente del aroma agrio que soltaba su nieto—. Suele ser un poco gruñón en las mañanas, es todo. ¡Pero seguro que después de hablar, ustedes recuperan el tiempo perdido y vuelven a ser inseparables como cuando cachorros!
Jungkook bebió de su jugo asintiendo con pánico e incomodidad, pues Jimin tenía las mejillas infladas con molestia y sus ojos parecían lanzarle fuego, restándole veracidad a las palabras dichas por su abuelo.
—Ah, sí, claro...
Sohee apareció en ese momento con una bandeja de fruta, dejándola sobre la mesa y regañando a Jimin en silencio. La mujer era como una madre para él, ya que fue ella quien lo había cuidado y educado desde que era bebé. Jimin sentía un enorme cariño hacia ella. Aunque a veces le mintiera para irse con algún alfa, eso no quitaba que amaba a su niñera con todo su corazón.
