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Dije que estaba bien, pero parece que me estoy perdiendo poco a poco.
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Estar con Jungkook fue fácil.
Al principio, mientras entraban al departamento de forma silenciosa porque los señores Choi estaban en casa y Bam junto a ellos, e intentaban no tropezarse con el montón de cajas apiladas a un lado de la puerta, Jimin creía que la culpa no dejaría de comérselo vivo.
Él evitaba pensar en que, tal vez, lo estaba utilizando. No era nada que no hubiera pasado antes con otras personas: algo complicado ocurría en casa y Jimin cedía a sus más primitivos impulsos para tratar de despejar su mente. Quería creer que esta vez era distinto, pero no podía asegurar nada considerando que ahora se encontraba igual de inestable que en ocasiones anteriores.
Aún así, no se detuvo. Y conforme iniciaban todo con un tímido beso, tan solo un toque de labios que parecía una pequeña chispa capaz de incendiar una ciudad entera, el cuerpo de Jimin se fue soltando; muchísimo más al darse cuenta de que Jungkook, aunque joven, ya era todo un alfa, y como tal sabía imponerse perfectamente sobre un omega.
La ropa fue cayendo poco a poco a consecuencia de las caricias que ambos jóvenes se daban con ansias de descubrir lo que cada uno ocultaba bajo esta. La escena era algo graciosa porque Jimin estaba temblando, y terminó desnudo más rápido que Jungkook ya que tan solo traía la pijama puesta.
—Al menos esto me resultó útil —se burló el omega, y Jungkook sonrió antes de aprisionarlo contra una pared y volver a besarlo con fuerza.
La verdad es que ni siquiera habían pensado muy bien antes de actuar. Después de confesar algo tan íntimo, ellos solo intuyeron que estaba bien si disfrutaban de aquel placer de la vida juntos. Jimin fue el que lo propuso, y Jungkook, sin poder resistirse, se puso a su disposición.
Avanzados ya en la faena, comenzaron a titubear y a reflexionar en que quizá no deberían estar haciendo esto, mucho más al considerar que Jungkook apenas había llegado y no había tenido tiempo ni para armar la cama en su totalidad: la habitación principal de su departamento tenía solo un colchón en el centro con sábanas desordenadas y empapadas en el perfume natural del alfa.
