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Giyuu se marchó hacia su habitación, recordando su corta plática con Shinazugawa. No lo encontró desagradable.

Shinazugawa era alguien de cabello plateado, sus cicatrices hacían resaltar sus ojos con iris pequeña, por la iluminación no podría describirlo bien por lo que solo se fijó en detalles vagos y simples para poder ubicarlo entro toda la gente del crucero.

Pero no entendía por que quería ubicarlo de todos.

Suspiro y siguió caminando rápidamente hacia la suit, se acomodó el traje que tenía puesto, se deshizo de la coleta suelta para peinar mejor su mediana caballera, ¿O es larga?

Si saco de noche se lo quito mientras entraba a la suit, se dirigió a su habitación donde se encontraba uno de sus sirvientes, Hiro.

El muchacho solo le regaló una suave sonrisa y le señalo el asiento junto al tocador.

Joven Tomioka, su madre me ha mandado a peinar su cabello – Dijo Hiro –.

Tomioka no respondió ante eso.

También a tratar de convencerlo de cortarse su larga melena –Mencionó –.

Tomioka solo miro el reflejo del muchacho a través del espejo, negando con la cabeza y entregándole una liga.

El sirviente solo dejo las tijeras a un lado y empezó a cepillar el cabello, asegurándose de no dejar algún pelo fuera de la trenza. Solo dejo unos mechones en su frente, dejándolos sueltos para que fueran acomodados como quisiera Giyuu.

Giyuu solo observo la trenza que le había hecho Hiro, amarrada con aquel liston rojo que le recordaba tanto a su hermana.

Supongo que tienes varios peinados preparados para estos días ¿No? – Cuestionó el azabache–.

Claro joven, tengo varios estilos como usted me lo pidió – Menciono el sirviente mientras hacia una corta reverencia – Ahora que le parece si termina de arreglarse mientras le voy a ayudar con la joyería de su madre.

Giyuu solo le asintió a Hiro mientras se termina de acomodar su traje oscuro, acomodando el moño en el cuello de su camisa.

Ojalá pudiera tener algo de compañía en las cenas al menos, era aburrido estar hablando sobre "política" con los otros hombres de la primera clase.

Sin duda también sabe que recibiría miradas y comentarios sobre su apariencia, aunque no puede hacer nada debido a que fue criado para aparentar delicadeza, pero como sorpresa ser alguien capaz de defenderse.

La mayoría de los hombres tenían fuerza bruta, por lo que su madre decidió contratar con expertos en defensa personal. Aunque los sensei's fueron vagos en tanto enseñanza.

Miro de nuevo su reflejo en el espejo, algunos cabellos se encontraban en su cara, como si se tratase de un flequillo.
Tomo unos sujetadores para el cabello y los acomodo a su imágen y comodidad.

Se levantó del tocador y se dirigió afuera, esperando a su madre para irse a cenar y luego a dormir, mañana buscaría algo con lo que entretenerse o buscar a alguien más con quién quedarse, alguien que no fuera su madre.
Su guardaespaldas era alguien agradable, pero sinceramente no encontraba nada nuevo con lo que hablar con él.

Hijo, vamos – Su madre ordenó mientras entrelazaban su brazo derecho con el brazo izquierdo de Giyuu–.

Claro madre –.

Claro madre –

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Amor abordoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora