The proposal

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Estar al lado de Anthony se había vuelto placentero, a pesar de que su hermano los acompañaba, Edwina se sentía cómoda en su compañía. Caminaban lentamente bajo un cielo nublado, y ella disfrutaba de la tranquilidad que siempre había encontrado en días como ese.

—¿En qué piensas, Edwina? Siempre me ha resultado curioso saber qué pasa por tu mente cuando miras al horizonte con tanta melancolía —comentó Anthony con curiosidad

—Permíteme disculparme, Anthony...

—Nunca me pidas disculpas, Edwina, por pensar —susurró él.

—No eres como te describen, Anthony... Los días nublados me recuerdan a mi padre, le gustaban días como este, al igual que a mí.

—No eres como te pintan, Edwina —respondió él con una sonrisa.

Edwina rió y le dio un toque amigable en el brazo antes de empezar a correr por el bosque, y Anthony la persiguió, mientras Benedict les gritaba que no corrieran. Cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer, ella siguió riendo y saltando por los charcos, y Anthony la observó, apoyado en un árbol.

—Ven aquí. Necesitas liberarte. Ven conmigo —

—Te vas a enfermar, y yo también —respondió Anthony 

—Tienes miedo de mojarte, Vizconde Bridgerton? —lo desafió.

—Oh, no deberías haberlo dicho —dijo Anthony, para luego ponerse de pie y unirse a ella.

—Suéltate, Anthony, sé libre —lo alentó Edwina. Él le sonrió, tomó sus manos y la hizo dar vueltas bajo la lluvia.

Continuaron jugando bajo la lluvia hasta que Edwina se detuvo abruptamente. No había notado que habían llegado al lago cercano a la otra propiedad.

—¿Sabes? Siempre quise nadar bajo la lluvia —susurró ella.

—No deberíamos hacerlo, Edwina. Te enfermarás. Tenemos que irnos —la instó Anthony.

—Vamos a hacerlo, Anthony —dijo Edwina, quitándose los zapatos y las medias, y luego alzándose el vestido para saltar al agua.

—Haces que haga cosas inusuales, Edwina —comentó Anthony, siguiéndola al lago.

Ambos sonrieron mientras nadaban. Valió la pena, pensó Edwina, haría cualquier cosa por ver la auténtica sonrisa de Anthony, tan hermosa como efímera. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando lo escuchó estornudar.

—Tenemos que salir del agua, Edwina —dijo él preocupado.

—No fue nada, Anthony. Solo un momento... —Edwina intentó continuar, pero estornudó de nuevo, lo que hizo que Anthony se acercara a ella.

—No me hagas sacarte, por favor —le rogó

—No lo harias—respondió Edwina, pero él la sacó del agua en brazos y la depositó con cuidado en el suelo.

—Estás exagerando, Anthony. Me siento bien, pero es agradable estar en tus brazos —añadió, mientras él la dejaba en el suelo para calzarse los zapatos.

Ella intentó ponerse los suyos, pero él no la dejó. En su lugar, la ayudó a ponérselos.

—Deja que lo haga —dijo Anthony

—Eres tan terco, Anthony. Puedo hacerlo yo..

—No, te enfermarás más —insistió él. Edwina soltó una risa ligera mientras continuaban su camino

—Por cierto, ¿dónde está Benedict? —preguntó Edwina, mirando a su alrededor con curiosidad. Anthony la observó durante un momento antes de girarse para buscar a su hermano.

Te adoro | Edwina y Antonio |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora