Veintidós

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Belth miraba a Nidin de la misma manera que yo lo hacía. Él se acercó hasta ella, la forma en que la observo provocaba escalofríos.

—Eres mi general de guerra ¿Cómo pudiste traicionarme de tal manera? —reclamó Nidin.

Belth se colocó de rodillas, mi querido rey siempre he sido fiel a ti —aseguro Belth, temblorosa.

—Deja de mentirme, después de que recupere la memoria fui en busca de Datura, ella me contó todo lo que sucedió. Solo tú pudiste hacerlo, nadie más que tú conocías la información que le dieron a Almira. Estoy bastante decepcionado de ti. Desde este momento dejas de ser mi general y rompo cualquier lazo contigo —le contesto Nidin. 

—No por favor, castígame si quieres, pero no me alejes de ti —suplico Belth.

—Ya no confió en ti. Tú sabías lo importante que ella era para mí —contesto furioso Nidin.

—Perdóname, no tenía idea, después de que Almira murió y tú decidiste suicidarte a causa de su muerte, lo comprendí —menciono a su favor.

—Mentira, aún quieres dañarla, sé perfectamente que tú como yo sabes que la chispa de su alma está en el cuerpo de Orquídea. Siempre lo has sabido e insistes en dañarla —Nidin le ayudo a Belth a incorporarse—. Te conozco bien, deja de mentir, no soporto las mentiras, lo sabes bien.

—Cuando Almira apareció en nuestras vidas lo arruino todo, lo cambiaste todo por ella. Ella te lleno de ideas de paz, te volviste débil, dejaste de ser el ser poderoso que era capaz de someter a todos los reyes de los planetas, en cuanto tu ejército pisaba un planeta todos se arrodillaban ante ti. Olvidaste nuestros planes de gobernar a todo el universo, cambiaste todo por ella. Pensé que si ella desaparecia tú volverías a ser el mismo, pero me equivoqué; casi te autodestruiste.

—Lo único que me detiene para no arrancar tu corazón cubierto por metal es por lo mucho que significas para mí, tú estuviste a mi lado durante milenios, luchaste a mi lado, ganamos incontables guerras y en verdad te quiero, no en la forma en que tú deseas pero te quiero. Cada día que pasa evolucionamos, el cambio es bueno, deja el pasado en su lugar, mira hacia delante, no te aferres a lo que antes era y permite que tu mente se llene de nuevas ideas. Yo ya no soy el Itzmin que conociste, mis deseos cambiaron, ya no quiero guerra, estoy demasiado cansado de ella, ahora solo quiero que ella sea feliz.

—Ella me arrebato mi vida, me alejo de ti —las lágrimas inundaban las pupilas de Belth.

—Deja de culparla, la dejarás en paz o de lo contrario juro que terminaré con tu vida, así me duela en lo más profundo de mi ser —advirtió Nidin. 

  —Si es lo que deseas lo haré, desapareceré de tu vida y de la de ella. Pero tú también deberías de abandonar tu obsesión con Almira. Es cierto que la chispa de su alma está en Orquídea, pero no es el ser que conociste, deberías de dejarla ir —le dijo Belth.

—Lo sé, ella ahora es diferente. Sin querer amo profundamente a Orquídea, me enamoré de ella antes de recuperar la memoria. Y sé que ella me correspondió otra vez —respondió Nidin.

—Volverás a salir lastimado, al final de su vida eligío a Arquin, porque él representaba todo lo que ella deseaba, él siempre ha sido el héroe de la historia. No entiendo por qué insistes en ser algo que no eres. Me voy, no quiero presenciar como te rompen el corazón otra vez —Belth se marchó. 

 En esos momentos quise que Dilrub me encerrara para no escuchar todo lo que Nidin y Belth se habían dicho. Nidin me había dejado sola todo ese tiempo y lo peor de todo era que era Itzmin, se había convertido en un ser que yo no conocía. Al parecer había más información que yo desconocía y no estaba segura de querer saberla, le rogué a Dilrub para que me durmiera, para siempre no quería saber nada más, pero ella no me obedeció.

La Diosa Perdida #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora