𓂃Capítulo 3𓂃

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Volví a la comisaría, pero mi papá seguía ocupado, así que ni siquiera me vio llegar. Entonces me fui rápido a la sala donde debería estar (aunque vine apurado, no era muy tarde). Esperé un rato, se acercó mi papá y me preguntó cuándo había regresado y le dije "hace un rato", me dijo "bueno", y siguió trabajando. Estaba un poco cansado así que me quedé dormido. Al otro día me desperté en mi casa. Eso era raro porque me dormí en la comisaría, pero puede ser que mi papá me haya llevado a casa. Me levanté, agarré mi mochila y fui a preguntarle a él si podía ir a la biblioteca para leer un libro, y me preguntó por qué quería ir ahora tan temprano, le dije que era porque quería llegar antes para buscar un libro que me había interesado y no había podido leer, y así poderlo tener antes de que alguien lo haga. Me miró inseguro pero me dijo "bueno, ahora vamos", tomó su campera y nos fuimos a la biblioteca. De camino, mi papá se tuvo que ir ya que lo necesitaban en su trabajo, así que me saludó y me repitió otra vez que no vuelva tarde a la comisaría, y yo le dije que "si" y me fui a la biblioteca. Llegué a la entrada y estaba cerrada, era temprano. Por lo que me quedé esperando en la puerta, y en un momento, a lo lejos vi que venía la misma chica que tenía el libro que quería leer. Ayer no la había visto detenidamente, pero ahora que la veo, puedo notar que tiene ojos celestes, un color de pelo con muchos tipos de marrones y es de estatura mediana. Llegó sin decir nada, y como tenía curiosidad le pregunté qué hacía aquí, y ella me respondió:

-Vine para leer el libro que no me dejabas terminar- dijo medio molesta.

Me quedé pensando un poco, y consulté:

-¿Por qué lo quieres leer?

-Me gustan las civilizaciones antiguas-me dijo.

-¿Y tú? ¿Por qué lo quieres leer?

-Por un caso- le respondí sin pensar, después me tape la boca con las manos y luego agregué rápido- Por un proyecto...- pero no parecía creerme.

-Ok- Dijo lentamente.

Luego de un rato, vimos venir a la bibliotecaria. Nos corrimos a un lado para despejarle el camino hacia la puerta de entrada, pero no pareció notar que estábamos ahí. Abrió la puerta y entró, nosotros la seguimos despacio para no llamarle la atención. Íbamos cada vez más ligeros para llegar al libro, ella un poco me perseguía porque no sabía muy bien donde estaba; pero cuando lo ví, fue muy veloz, tanto que me pasó y lo agarró antes que yo. Al hacerlo la miré asombrado, ya que no sabía cómo llegó tan rápido. Luego ella me dijo:

-Si quieres el libro te lo daré.

-¡Sí!- Exclamé inmediatamente feliz.

-Pero con una condición...- aclaró mientras pensaba- ...me dejarás ayudarte en el caso que estás investigando.

-¿Qué caso?- dije nervioso.

-Ya sabes- me remarcó mientras me miraba fijamente a los ojos.

-Está bien, ven- admití rindiéndome de convencerla de lo contrario, y nos sentamos en una mesa.

- El caso se trata de...- y le expliqué lo poco que investigué del caso- Entonces, ahora necesito que me des el libro para saber lo que significan estos raros signos- le dije en tanto abría mi mochila y le mostraba las imágenes.

Miró los signos atentamente, luego abrió el libro y comenzó a buscar. Fue explorando por las páginas rápidamente, pero no los veíamos. Cuando pensábamos que ya no los íbamos a encontrar, los descubrimos y nos quedamos sorprendidos.

Al haber encontrado esto ya podíamos comenzar a traducir lo que estaba escrito en las paredes que tanta ilusión me había generado saberlo

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Al haber encontrado esto ya podíamos comenzar a traducir lo que estaba escrito en las paredes que tanta ilusión me había generado saberlo. Comenzamos a traducir con papel y lapicera en mano, y al cabo de un rato, descubrimos el mensaje que fue impactante y tenebroso.

 Comenzamos a traducir con papel y lapicera en mano, y al cabo de un rato, descubrimos el mensaje que fue impactante y tenebroso

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No pudimos pensar mucho el significado de la frase porque se estaba haciendo tarde. Así que guardé las cosas y le pregunté si nos encontrábamos mañana a la misma hora que hoy, y me dijo que "si". Antes de irnos, le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Andrómeda como la constelación, y yo también me presenté y le comenté mi nombre. Luego, nos despedimos, y me fui a la comisaría.

Los crímenes de los eclipsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora